La autoridad del amor




El Evangelio de hoy nos dice qué tan poderosa era la autoridad de Cristo - y todavía lo es. Lo vemos sanar un hombre que NO le pidió sanación.
¿Por qué crees tú que él arrojó el demonio del hombre? ¿Porque era Dios? Ahhh, pero él todavía no había derrotado a satanás sacrificándose él mismo en la cruz y conquistando la muerte. En este momento de la historia de la salvación, Jesús había derrotado a satanás a un nivel personal (recuerda cómo él enfrentó las tentaciones en el desierto).

O sería porque el hombre estaba listo para arrepentirse de los pecados, ¿por qué habían atraído al mal espíritu? No hay una indicación de esto. Jesús con frecuencia expulsa demonios fuera de personas no convertidas. Entonces, ¿de dónde él obtuvo ésta autoridad?

Dicho de una manera simple, el Padre se la dio. Y luego Jesús se la pasó a sus discípulos (ver Lucas 10:19), ¡el cual ahora te incluye!

La autoridad fue una de las tentaciones que satanás le ofreció a Jesús en Lucas 4:5-8. Hay dos clases de autoridades: buena y mala. Una autoridad buena está basada en el amor. Jesús no expulsó demonios porque él podía. Él lo hizo porque a él le importaba.

Los demonios odian el amor. Ellos no pueden estar cerca de él. Es por eso que siempre están peleando en contra de él, siempre buscando maneras de quebrantar los matrimonios y las relaciones santas.    ¿En cuál relación amorosa estás?....  ¿está bajo un ataque?

El amor perfecto contiene todo el poder de Dios, porque él ES amor. El amor perfecto quiere decir que nos importan tanto los otros que estamos dispuestos a ir a la cruz por ellos. Un matrimonio herido, por ejemplo, es sanado cuando ambos esposos hacen sacrificios por el otro, lo cual es una cruz que supera la división.

La cruz nunca ha sido graciosa ni es fácil. Muchos de nosotros tratamos de manejarla apoyándonos únicamente en las oraciones tales como: "San Miguel Arcángel, defiéndenos en la pelea..."   Vencer al mal requiere más que oración... Requiere sacrificio personal.

La autoridad mala busca hacer la persona que manda, más importante. Ésta controla a los otros, los oprime, ignora sus necesidades y lo que otros quieren, rechaza las oportunidades de servirle a otros, se niega a animar a otros para que usen la autoridad que Dios les ha dado.

Siempre que intercedemos por otros y rezamos por su ayuda, podemos apoyarnos en la autoridad de nuestro Salvador, pero no podemos suponer que él va a hacer nada más de lo que cada uno desea. Quiere decir, no arreglos rápidos; pero a medida que usemos el tiempo para crecer más fuertes en nuestra habilidad de amar a otros incondicionalmente y sacrificialmente, tendremos muchas oportunidades de aprender como vencer el mal con amor. De ésta manera, Jesús pasa su autoridad a nosotros.

Reflexiones de las Buenas Nuevas
Martes de la Vigésima Segunda Semana del Tiempo Ordinario
Septiembre 3, 2013
En memoria del Papa Gregorio, el Grande

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2013.

© 2013 por Terry A. Modica
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Reflexiones para el Alma                  Efesios 6, 11 - 13
11.
Lleven con ustedes todas las armas de Dios, para que puedan resistir las maniobras del diablo.
12.
Pues no nos estamos enfrentando a fuerzas humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras, los espíritus y fuerzas malas del mundo de arriba.
13.
Por eso pónganse la armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir y mantenerse en la fila valiéndose de todas sus armas.
Lecturas del Día:  
Deuteronomio 31:1-8
Deuteronomio 32:3-4ab, 7-9, 12
Mateo 18:1-5, 10, 12-14