Obrar por amor


                              



                                
¿Cuáles son mis expectativas (mis motivaciones) cuando hago el bien? ¿Qué tan enfocadas son en los demás? ¿En mí?

Si hacemos algo por los demás para recibir algo a cambio, nuestra motivación no es como la de Cristo.

Jesús explica esto con el ejemplo de la invitación al banquete a aquellos que no pueden devolver el favor. Él no está diciendo que tenemos que hacer esto para ser santos. Esa interpretación sería muy literal; no entendería la idea principal.

El verdadero mensaje es que lo que hagamos, debemos hacerlo por amor, en vez hacerlo por una recompensa, es decir, para nuestro beneficio. Deberíamos hacer el bien a los demás por el beneficio que representa para ellos. Esto parece como algo muy fácil de concluír, pero detengámonos por un minuto a pensar en cuánto nos gustaría ser reconocidos y apreciados. ¿Qué más esperas recibir del bien que haces?

Aún cuando alguien peca contra nosotros y oramos por su arrepentimiento, nuestra oración debería ofrecerse por una genuina preocupación por su alma. Por supuesto, también queremos que ellos cambien de modo que nuestas vidas sean más fáciles, pero eso no debe ser nuestra preocupación principal.

Como seguidores de Cristo, si recibimos bendiciones por el bien que hacemos, eso es un bono, no es nuestra motivación. Podemos de manera justa esperar esos bonos, pero nuestra alegría no depende de ellos.

Al ser conscientes de nuestros motivos y expectativas, ganamos la libertad de escoger ser más como Jesús. Tal como Él lo prometió, "Recibirán su recompensa en la resurrección de los justos." El cumplimiento de esta promesa comienza ahora, en el momento en que decidimos ser más como el Resucitado, Nuestro Señor Jesús.

La recompensa que Él nos da aquí y ahora es la gracia que nos capacita para hacer lo que Él nos pide y para hacerlo generosamente y con alegría. También recibiremos otras bendiciones, pero eso no es nuestra principal motivación.

Preguntas para la Reflexión Personal:
¿Qué tanto te molestas cuando otros te tratan mal, después que has sido amable con ellos? Cuando el intercambio en una relación es desigual, ¿te limitas en ser bondadoso con esa persona? Pídele al Espíritu Santo que te ayude a darte cuenta de tus motives egoístas durante esta semana. Lleva tu rabia al Sacramento de la Reconciliación y pídele a Jesús que te empodere para amar más a aquellas personas que te han hecho daño.

Preguntas para compartir la Fe en Familia y en Comunidad:
Describe una situación en la que diste más de lo que recibiste. ¿Cómo te bendijo Dios en eso? ¿Cómo fué tu sacrificio un ejemplo de Cristo?

© 2013 por Terry A. Modica
Las Bendiciones
"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).

Bendíganse en todo momento,
al despedirse, al acostarse, al saludarse...

Vale la pena recuperar la bendición en la familia. "Que Dios te bendiga, hija. Que Dios te bendiga, hijo", Que Dios te bendiga mi nieta querida, Que Dios te bendiga Yerno, y mi Esposo adorado, que Dios te bendiga. 

Juntos, como familia, celebrar los dones que Dios nos da cada día. Bendecir los alimentos, bendecir la casa, bendecir el trabajo, es rogar juntos para que, todo lo bueno que Él nos da, nos fortalezca y nos haga vivir como hijos e hijas suyos.

"Dijo el Señor a Abram: Yo haré de ti una nación grande y te bendeciré. A Saray, tu mujer, yo la bendeciré y de ella suscitaré naciones" (Cfr. Gén 12,1-2; 17,15-16)

Lecturas del Día:
Sirácides 3:17-18, 20, 28-29
Salmo 68:4-7, 10-11
Hebreos 12:18-19, 22-24a
Lucas 14:1, 7-14