En la primera lectura de hoy, el profeta Isaías proclama que "el retoño del Señor será brillo y Gloria." Piensa cómo nuestras decoraciones de Navidad reflejan esta descripción de Cristo. Pero Isaías no estaba hablando solamente del Mesías; el "retoño" del Señor son los seguidores de Cristo.
Cuando pasamos tiempo diariamente uniendo nuestras vidas a las de Cristo, de modo que estemos cerca de Él y que cada vez lo imitemos mejor, nos unimos a su brillo y gloria. Brillamos con su luz. Cuando los demás nos observen, deberían ver la gloria de Dios.
Esto es lo que significa ser santo. Es lo que implica ser un verdadero cristiano. ¡Y probablemente estés revelando la gloria de Dios más de lo que te imaginas! Por supuesto, nuestros pecados bloquean esa luz y por esta razón, éste Adviento deberíamos tomarnos tiempo para ir al Sacramento de la Reconciliación. Pero también pensar cómo tu vida le revela Cristo al mundo.
Siguiendo a Jesús e imitándolo, nos convertimos en el retoño del Señor que Isaías predijo. Mostrando a Jesús al mundo a través de nuestras acciones y actitudes, revelamos el brillo y la gloria de Dios.
La verdadera fe en Jesús significa que creemos en vivir de la manera que Él nos enseñó a vivir. Queremos imitarlo profundamente. Anhelamos ayudar a otros a crecer en la fe, también, porque conocemos el valor de la fe.
Mira la clase de fe exhibida por el centurión en la lectura del Evangelio de hoy. Su amor por alguien más - ¡un sirviente! - lo motivó a ir a buscar la fuente del amor para un milagro. Su fe "sorprendió" a Jesús. No fue solamente su confianza en Jesús lo que probó que él tenía verdadera fe; fue su compasión por otros.
¿Cómo has impresionado tú a Jesús?
La verdadera fe significa que confiamos en que Dios nos está abrazando y sosteniéndonos firmemente, aun cuando los sufrimientos y los problemas nos estremezcan. Esta confianza se convierte en luz para otros - una revelación de la gloria de Dios - cuando pasamos el amor y el perdón de Dios a aquellos que han causado problemas.
La verdadera fe significa permitirle a Jesús ser nuestro Señor, nuestro Maestro, nuestro Guía; y así a través de su Palabra y su Espíritu Santo recibimos las mejores instrucciones posibles para lidiar con nuestros problemas.
¡Y entonces, las buenas obras que hacemos en unión con Cristo cambiarán el mundo! Su gloria, brillando a través nuestro, esparcirá la luz de la fe en la oscuridad que hay alrededor nuestro.
Reflexiones de las Buenas Nuevas
Lunes de la 1ª Semana de Adviento
Diciembre 2, 2013
Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva
© 2013 por Terry A. Modica
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