¿Cómo reconoces a Jesús en tu vida?



¿Cuántas veces el desánimo, las dificultades nos hacen desistir de algún proyecto? Tal vez tu respuesta sería: muchas.

O tal vez tu respuesta sería: lo he intentado de todas las maneras que se me han ocurrido y el resultado no cambia.
Esto es lo que sucedió a los discípulos en las lecturas de hoy.

En el Evangelio, Jesús se presenta a los discípulos que han salido a pescar sin lograrlo. Jesús se presenta a ellos, y les dice que vuelvan a intentarlo, ahora del lado derecho. Ellos lo hacen, aún cuando no han reconocido al Señor... y obtienen una gran pesca.
Es entonces que reconocen a Cristo.

Al volver a la playa, lo encuentran con el fuego encendido y preparando la cena.

Muchas veces, olvidamos aquello que nos ha sido enseñado a pesar de saberlo, a pesar de habernos resultado.
 Olvidamos pedir a Jesús que actúe a favor nuestro.

Cuando perdemos de vista a Cristo, tendemos a seguir a otros fácilmente. Los discípulos al no pescar, escucharon a quien les dijo que echaran las redes al lado derecho... a pesar de haberlo hecho anteriormente.
Reconocieron a Jesús cuando la pesca fué abundante. Pedro se lanzó al agua a encontrarse con él, porque su corazón se alegró. Los otros discípulos tardaron un poco más en llegar.

Eso sucede cuando recién conocemos de Cristo. Olvidamos fácilmente lo enseñado. La asedia espiritual puede hacer presa de nosotros. Es por ello que Cristo está siempre cerca nuestro por medio de su Espíritu santo. Se presenta a nosotros para recordarnos su presencia y en su infinita misericordia, lo hace en los momentos de mayor desaliento o tristeza.

Muchos hemos sido bautizados, hemos hecho nuestra Primera comunión y hasta ahí llega nuestra cercanía con Jesús.
Tal vez cuando niños, teníamos fé, pero poco a poco lo hemos ido olvidando, lo hacemos a un lado.

Muchas veces nos preguntamos dónde está Dios cuando lo necesitamos. Y olvidamos que ha estado en aquella persona que se acercó en nuestros momentos de necesidad, en nuestros momentos de desaliento, en aquellos momentos en que sentimos que la vida nos devora. Puede no ser una cara conocida, puede no ser un familiar siquiera, puede ser alguien que no volvamos a ver, pero Dios siempre se hace presente en nuestras vidas.

El siempre nos espera para compartir con nosotros el pan. Como los discípulos de Emaus que encontraron a Jesús en el camino y no lo reconocieron, sino hasta que partió con ellos el pan.

Recuerdo una gran necesidad que teníamos en casa. Era tanta, que mi esposo compró un billete de lotería y lo colocó en un cuadro de la Virgen de Guadalupe (de quien nunca se acordaba, por cierto) Por supuesto que no nos sacamos la lotería. Es más, ni siquiera nos acordamos de revisar el periódico, puesto que ése mismo día encontré bajo el colchón de la cama, unas acciones que al venderlas nos sacaron de apuros.

Fué tan increíble, que no me dí cuenta de ello sino hasta años después. Estaba muy lejos de Cristo en ése tiempo, que ni siquiera lo recordaba.
Yo no acostumbraba mover los colchones. Sin embargo, ése día leí en las indicaciones, que era recomendable mover los colchones cada tanto, para conservarlos más tiempo. Así que ése día decidí hacerlo y encontré las acciones. Puede parecer tonto, pero ni mi esposo recordaba haberlas guardado, ni yo conocía de su existencia porque no acostumbraba levantar los colchones nunca. Y sin embargo, justo después de haber solicitado a la Virgen un milagro, éste se presentó de una manera insospechada.

Así es como sucede muchas veces. No siempre la respuesta es tal como lo pedimos, pero siempre es lo que necesitamos. No debemos dudar nunca de que somos escuchados, de que somos atendidos en nuestras necesidades, pero tampoco olvidemos agradecer y compartir el pan con Cristo. Jesús esperaba a sus discípulos, asando un pescado. Les ordenó llevar unos peces para compartirlo y cenar. Fué entonces que lo reconocieron: Al partir el pan.

Le Eucaristía de cada misa es toda una enseñanza pór sí misma. Un sacerdote nos decía al despedirnos: "Vayan a vivir lo que aquí han visto"
Es decir: da el saludo de paz, comparte el pan, habla de Cristo. El no nos olvida. No lo olvidemos tampoco nosotros.


Salmo 117,1-2.4.22-24.25-27a

R/. La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia. R/.

La piedra que desecharon
los arquitectos es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo. R/.

Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina. R/.

Reflexiones de las Buenas Nuevas
Viernes de la Octava de Pascua
Abril 25, 2014



Esta reflexión fue realizada por Laura Aguilar para Puntadas católicas(c) 2014



Lecturas de hoy:
Hechos 4, 1-12
Salmo 118, 1-2.4.22-27a
Juan 21, 1-14

Reflexiones para el Alma               Efesios 6, 11 - 13

11. .Lleven con ustedes todas las armas de Dios, para que puedan resistir las maniobras del diablo.
12.Pues no nos estamos enfrentando a fuerzas humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras, los espíritus y fuerzas malas del mundo de arriba.
13. Por eso pónganse la armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir y mantenerse en la fila valiéndose de todas sus armas.


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