Jesús la luz que resplandece


El día de ayer, atropellaron a uno de mis perros. Pasó un carro y lo aventó, le lastimó la pelvis y lo llevámos al veterinario. Gracias a Dios, tiene compostura. Necesitará un tiempo de reposo, cuidados, dieta, medicamentos.

¿A qué viene ésto? puedes preguntarte. Simplemente a que uno no cuenta con situaciones inesperadas. Uno puede planear un día, pero finalmente no somos sólos en éste mundo. Mi esposo y yo, teníamos pensado utilizar nuestros recursos en algunas cuestiones... y de repente, el mal manejo de una mala persona, cambió el destino de ellos. El mal existe, se presenta en nuestras vidas cuando menos lo esperamos y de la manera que menos imaginamos. Sabemos que toda persona que actúa mal, termina recibiendo una sopa de su propio chocolate. Mientras tanto, debemos seguir sosteniéndonos en nuestra fé, sosteniéndonos en Cristo Jesús.

Las primeras comunidades cristianas, vivían tal como Cristo Jesús les enseñó: se reunían a orar, se ayudaban unos a otros. Algunos, como nos relata la primera lectura, fueron llevados a la cárcel y sacados por un ángel con la consigna de seguir predicando y haciendo lo que Jesús les enseñó. La luz debe seguir brillando a pesar de las adversidades.

Hay personas a las que no les agrada que la luz brille, porque salen a relucir sus malas obras. Como la persona que atropelló a mi perro. Lo hizo cuando no había nadie, amparándose en el anonimato (o sea, en la oscuridad) como se dan valor muchas personas para dejar salir sus malos instintos, creyendo que nadie los ve, que pueden actuar impúnemente. Pero hay un testigo al que no pueden acallar: su conciencia.

Por más que quieran acallarla, no lo lograrán. Sean o no creyentes, no lo lograrán. Hay muchas personas que lastiman a los animales para sacar sus frustraciones; otras, para obtener beneficios económicos de ellos; otras más, simplemente porque no soportan ver que existimos personas que los amamos y cuidamos, tal vez mejor de lo que ellos cuidan a sus propios hijos.

En lugar de envidiar a quienes nos brindan un poco de cariño, un poco de amor como pueden ser las mascotas, podrían muy bien hacer lo mismo que uno: encargarse de sus hijos y como parte de la familia, tener una mascota a quienes sus hijos puedan cuidar con el mismo amor con que sus padres los cuidan a ellos.

Las mascotas fueron una parte muy importante en la vida de mis hijos en éste lugar. Llegaron siendo preadolescentes, no eran muy bien vistos por sus compañeros por tener costumbres muy distintas y nuestras mascotas les brindaron mucho amor, les brindaron muchos momentos de alegría. Fueron sus compañeros a los cuales abrazar, con los cuales llorar cuando no había nadie que sustituyera los brazos de su madre.

Ellos los acompañaron en su soledad mientras yo trabajaba. Ellos los esperaban a su llegada de la escuela. Tal como sucedió conmigo cuando era muy pequeña. Un perro llamado "Terry" nos acompañaba a la escuela, nos esperaba fuera de ella y nos dejaba en casa.

Hay personas tan malas que hasta ése pequeño consuelo, quieren quitarle a los demás. Yo he tratado de entenderlos, de brindarles cuidados y cariño, pero muchos están tan llenos de frustraciones y tan llenos de rencores y tan llenos de miseria espiritual que no dejan entran ni siquiera un rayo de luz a sus vidas como puede ser una mascota, que termina siendo un amigo entrañable.

Cuando yo veo a mis amigos de cuatro patas, no veo un perro o un gato, o un pez, veo a unos seres que Dios envió para acompañarme en mi soledad, para brindarme cariño cuando lo necesito. Veo a los compañeros de juegos de mis hijos, que Dios les envió cuando los necesitaron.

Reflexiones de las Buenas Nuevas
Miércoles de la Segunda Semana de Pascua
Abril 30, 2014


Esta reflexión fue realizada por Laura Aguilar para Puntadas católicas© 2014

Diseño de Reflexiones para el alma

"Si queremos evangelizer al mundo, cada uno de nosotros debe empezar por tratar de convertirse en santo."
~ Arzobispo John Patrick Foley


Lecturas de hoy:
Hechos 5, 17-26
Salmo 34, 2-9
Juan 3, 16-21

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