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Seguramente alguna vez te has preguntado porqué el símbolo de la medicina es una serpiente enredada en un palo y elevada. Pör lo menos yo me lo pregunté.
Cuando el pueblo judío era llevado de Egipto a la tierra prometida, muchos deseaban regresar, el camino se hacía arduo, extrañaban el alimento, las pocas pertenencias que tenían en el lugar de su exclavitud y empezaron a hablar mal de Moisés y de Dios que los hacía padecer tanto.
Entonces Dios permitió que serpientes los picaran y murieron muchos. Espantados, acudieron a Moisés a quien Dios dijo que levantara una serpiente y aquellos que la miraran, quedarían sanados.
Si nos quedamos hasta el relato, podemos entender el que se haya tomado ése signo como el de la Medicina, sin embargo no debemos olvidar que son sólo signos que Dios nos da, que debemos profundizar en el sentido que tiene en nuestras vidas la palabra de Dios.
¿Cuántas veces nos quejamos de nuestras carencias? ¿Cuántas veces aún como católicos, aún cuando hemos sido liberados de muchas cadenas que hacían nuestras vidas pesadas nos quejamos de Dios porque esperamos que nos dé una vida nueva, con lujos o comodidades. Pensamos que la tierra prometida está a la vuelta de la esquina y nos deseseparamos al ver que pasan y pasan días y no se ve el lugar.
Recuerdo a un sobrinito al que llevamos de paseo. Era la primera vez que salía en un viaje más lejos de 2 horas y estaba desesperado.
Había salido de la casa con ilusión, iba jugando entretenido, pero el ansia de ver el lugar al que se le invitó y oyendo lo maravilloso que era, empezó a desesperarse.
"¿Cuando llegamos, tía?" preguntaba
"Ya mero, nadamás pasamos el cerro" era la respuesta.
El volvía a sus juegos y a entretenerse mientras avanzábamos, pero veía un cerro pasar y otro cerro y no veía para cuando poder echarse un clavado en el mar.
¿Cuando llegamos, tía?"- Volvió a preguntar
"Cuando veas palmeras" Fué la respuesta. Y empezó a pelar los ojos en busca de las palmeras que no se aparecían por ningún lado. Nadamás veía huizaches. Así continuó por todo el camino.
Su hermano se dedicaba mientras tanto, a disfrutar el paisaje, a conversar con nosotros, a cantar como todos. Seguramente también tenía hambre pues viajamos en la tarde y los restaurancitos o puestos de la carretera donde normalmente comíamos, estaban cerrados y no queriendo alguna sorpresa desagradable seguimos el camino sin comer mas que unas pocas frituras.
Su viaje fué pesaroso, difícil a diferencia del de su hermano que confiaba en nosotros y en lo que se le había dicho.
Finalmente al llegar, a la vista del espléndido espectáculo que es una playa de noche no lo disfrutaron igual: uno iba cansado, hambriento y no tenía ni ganas de ver lo hermoso por gastar sus energías en quejas. En cambio para su hermano, todo fué tan bello, cada palmera, cada luz en los cerros reflejada en el mar lo dejaron boquiabierto.
Dios quiere que confiemos en El, aunque el camino sea pesaroso. Finalmente el lugar al que Cristo nos conduce debe ser tan hermoso como lo promete.
Ese "Toma tu cruz y sígueme" sigue siendo vigente para todos nosotros. Disfruta tu viaje, a pesar de pasar un poco de hambre o fatigas, aunque a veces se tengan los pies cansados. Tarde o temprano, podremos disfrutar de las bellezas prometidas.
Salmo
Sal 101,2-3.16-18.19-21
R/. Señor, escucha mi oración,
que mi grito llegue hasta ti
Señor, escucha mi oración,
que mi grito llegue hasta ti;
no me escondas tu rostro el día de la desgracia.
Inclina tu oído hacia mí;
cuando te invoco, escúchame en seguida. R/.
Los gentiles temerán tu nombre,
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión
y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones. R/.
Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte. R/. |
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