Cómo despertar el amor y las buenas obras en los demás






"Debemos considerar cómo despertar el amor y las buenas obras en los demás," dice la primera lectura de hoy. Todos conocemos personas que necesitan ser incentivadas (es decir, despiertas a la fe), personas que se mantienen alejadas de nuestras asambleas, cuyos caminos necesitan ser redirigidos hacia la fe.

Quizás estás tratando con alguien que es egocéntrico y prepotente, que está ignorando tus necesidades y que es indiferente hacia los demás. Gente como esta necesita ser despertada a la luz de la verdad para que quieran cambiar. ¿Y qué pasa con aquellos que profesan ser buenos católicos mientras que desobedecen la voluntad de Dios?

Hemos sido encargados de ser la voz de Cristo, despertándolos a una vida de amor incondicional y desinteresado, buenas obras y obediencia moral. Pero, ¿cómo lo hacemos? Las Escrituras nos dicen que "consideremos" las posibilidades. Estudia la situación, conoce a las personas que quieres despertar. ¿Qué heridas y formación mundana les han hecho crueles y egoístas? ¿Con qué están luchando, y que les gustaría liberarse?

Una vez que entendemos sus situaciones, podemos buscar una oportunidad para invitarlos a cambiar por algo mejor, por ejemplo, una relación con Jesús que los sanará, una mejor comprensión de ser amados para que puedan dar más amor generosamente, una apreciación de sus dones y cómo beneficiaría a otros, etc.

Hay razones válidas por las cuales las personas se desvían del camino de santidad. Al identificar y abordar esas razones, podemos ser más eficaces alentándolos a cambiar. Si sólo les decimos la ley que rompen con el fin de explicar cómo ellos deberían cambiar, los ahuyentamos.

Abordar las razones por las cuales la gente se aleja invita al crecimiento y al cambio; hablar sobre la necesidad de cambiar sólo invita a la terquedad y a escapar. El primer método toma mucho tiempo y paciencia, mucho esfuerzo y voluntad de servir a aquellos que no son agradables para hacer amigos. El otro método es un atajo fácil para nosotros que no requiere sacrificios por amor de nuestra parte. Generalmente falla.

El primer método significa que somos la luz brillando desde la lámpara que Jesús menciona en la primera lectura de hoy. El otro método es una medida que dice que nosotros no queremos ser medidos, porque cuando nuestra propia pecaminosidad es identificada, el poco amor que tenemos es arrebatado por nuestra falta de humildad. Si estamos condenando a los demás, ¡puedes apostar que los demás están ocupados condenándonos por nuestra arrogancia!

Dios ha puesto en nuestras vidas personas que nos necesitan para alentarlos a una mayor santidad, un mayor amor y una mayor generosidad en buenas obras. Pero él también nos ha entregado a esta gente para que crezcamos en santidad, amor y buenas obras. ¡No es una terrible pequeña ironía!
  
 
Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/reflexiones-de-las-buenas-nuevas/.

 
© 2015 por Terry A. Modica

Reflexiones de las Buenas Nuevas                   
Jueves de la 3ra. Semana del Tiempo Ordinario
Enero 29, 2015

Lecturas del día:

Heb 10, 19-25
Salmo 23, 1-6
Marcos 4, 21-25     


Jesús nos recuerda lo que prometió a quienes ayuden y consuelen a los encarcelados: "Estuve preso y me fuisteis a visitar. Todo el bien que le habéis hecho a cada uno de estos necesitados, lo recibe como si me lo hubierais hecho a Mí mismo (Mt. 25, 40).


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