Cuando fallan todas las seguridades, cuando todos los apoyos humanos se han derrumbado y han desaparecido los atavíos y las vestiduras, el hombre, desnudo y libre, casi sin pretenderlo, se encuentra en las manos de Dios.
Un hombre desnudo es un hombre entregado, como esas aves desplumadas que se sienten gozosas en las manos cálidas del Padre.
Cuando no se tiene nada, Dios se transforma en TODO.
(Ignacio Larrañaga)

“Saluda con gozo y agradecimiento el don inapreciable de este nuevo día. Trata con ternura cada hora porque no retornará jamás. Elude con empeño todo aquello que mata el tiempo. No escuches a labios ociosos, ni te quedes donde hay manos inactivas”
(Mandino).
Valiosos consejos para evitar la pereza que frustra tus propósitos y aleja tus mejores metas.
Una visión de santa Faustina Kowalska te puede motivar más.
En cierta ocasión vi a Satanás que tenía prisa y estaba buscando a alguien entre las hermanas, pero no la encontraba.
Sentí en el alma la inspiración de ordenarle en nombre de Dios que me dijera a quién buscaba entre las hermanas.
Y confesó, aunque de mala gana: "Busco las almas perezosas".
Cuando volví a ordenarle en nombre de Dios que me dijera a qué almas del convento tenía el acceso más fácil, me confesó otra vez de mala gana que: "A las almas perezosas y ociosas".
Que se alegren las almas fatigadas y abrumadas por el trabajo.
El trabajo honrado y responsable nos libera del aburrimiento, de entregarnos a los vicios, y nos proporciona lo necesario para vivir. Es una bendición de Dios. Trabaja con gusto y acabarás sintiendo gusto por el trabajo.
“El que no quiera trabajar, que no coma”, escribió san Pablo a los de Tesalónica.
Que tengas un día de mucha acción.
* Enviado por el P. Natalio
