La incomprensión entre las personas es una realidad cotidiana. Entre los mismos miembros de la familia, en las asociaciones apostólicas y grupos humanos sucede lo que la Reina de la Paz señaló en un mensaje: “Hijitos, oren y no permitan que Satanás actúe en sus vidas con malentendidos, incomprensiones y faltas de aceptación entre unos y otros”.
Entre las tupidas hojas de un árbol la chicharra cantaba estridentemente.San Pablo a los colosenses los pone en guardia contra las rivalidades, envidias y discordias, obras propias del hombre carnal y terreno. Desea, por el contrario, verlos llenos de los frutos del Espíritu, a saber: amabilidad, bondad, confianza mutua, alegría, amor y paz. Por lo tanto, vigila y ora al Espíritu Santo para que encienda en tu corazón el fuego de su amor.
De repente se calló, dejando sordos a todos su mismo silencio; y la rana aprovechó la ocasión para contestarle con su potente croar.
Oyendo esto, la chicharra volvió a chirriar.
La rana, siguió, como si tal cosa, y durante horas, ambas cantaron así juntas, sin hacerse caso una a otra.
Hasta que, cansadas de tanto gritar, se callaron, exclamando ambas a la vez, en son de crítica: «¡Qué lata tiene!»
(Daireaux).
* Enviado por el P. Natalio
Jesús misericordioso,
No merezco nada y sin embargo lo tengo todo.
Gracias Jesús porque sé que me acompañas y me bendices.
Perdóname por impacientarme ante tu voluntad, por perder la esperanza y no dejarte actuar en mi vida
Perdóname porque en el afán del día olvido verte a ti y dejo de actuar con amor.
¡Quédate con nosotros, Jesús! Y no nos permitas alejarnos de ti
Enséñanos a ser buenos como tú lo eres
Dános la gracia de ser pacientes ante nuestras dificultades y solícitos ante las de nuestros hermanos.
Amén.
(Padre Sam)