Te llamé a vivir




Puede que tú no me conozcas, pero yo conozco todo sobre ti (Salmo 139, 1).
Yo sé cuándo te sientas y cuándo te levantas (Salmo 139, 2).
Todos tus caminos me son conocidos (Salmos 139, 3).
Hasta los cabellos de tu cabeza están contados (Mateo 10, 29-30).
 Porque tú has sido hecho a mi imagen (Génesis 1, 27).
En mí tú vives, te mueves y existes (Hechos 17, 28).
Te comuniqué mi vida. Deposité en ti mi propio amor con abundancia. Te hice ver el paisaje y el color.
Te di el oído, para que escucharas el canto de los pájaros y la voz de los hombres.
Te di la palabra para decir "padre", "madre", "amigo", " "hermano", "te amo", "eres importante para mí".
Te di mi amor más profundo. No sólo te di vida, te estoy sosteniendo en ella. Tú eres mi hijo amado; te conozco cuando respiras y te cuido cuando duermes. No lo dudes. ¿O es que crees que yo, como Padre, puedo olvidar a mi hijo? ¡Eres mi hijo! ¡Te amo!
Tu Padre Dios.
Te conocí aún antes de que fueras concebido (Jeremías 1,4-5).
Yo te escogí cuando proyecté la creación (Efesios 1, 11-12).
 Tú no fuiste un error, porque todos tus días están escritos en mi libro (Salmos 139,15-16).
Tú has sido creado de forma maravillosa (Salmo 139, 14).
Yo no estoy enojado y distante, soy la manifestación perfecta del amor (1 Juan 3, 1).
 Cada dádiva que tú recibes viene de mis manos (Santiago 1, 17).

Que la Palabra de Dios ilumine tu vida.

* Enviado por el P. Natalio

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Pobre no es quien posee poco, sino quien ambiciona más de lo que necesita.
San Francisco de Asís decía que él necesitaba pocas cosas... y las pocas cosas que necesitaba, las necesitaba poco.

No nos dejemos esclavizar por el tener. No nos apeguemos, ni pongamos nuestro corazón en las posesiones materiales. Lo único verdaderamente importante y enriquecedor es el ser, no el tener.

Lo ideal es: ser feliz, ser dichoso, ser exitoso, ser optimista, ser positivo, ser generoso, ser noble, ser comprensivo, ser tolerante, etc...

En cambio el tener, solo nos hará llenar de preocupaciones, temores, angustias, miedos y egoísmos. Y nada de felicidad.