Me quejé



Me quejé

Aquello que pensamos y decimos afecta la calidad de nuestra vida y la capacidad de progresar.
Si nuestro discurso interior está lleno de quejas, pues, somos eso: seres pesimistas y descontentos, trabados en todo.
Por el contrario, si pensamos agradecidos por lo que tenemos, somos personas dinámicas, entusiastas y decididas a enfrentar los desafíos de cada día.

Me quejé de tener que soportar el ruido de mis hermanos, mas no agradecí por tener una familia.
Me quejé cuando no había lo que más me gustaba para comer, pero olvidé agradecer por tener qué comer
Me quejé por mi sueldo, cuando miles ni siquiera tienen uno.
Me quejé por no poder dormir diez minutos más, olvidando a quienes darían todo por tener su cuerpo sano y poder levantarse.
Me quejé por tener que trabajar al día siguiente, olvidando que muchos no tienen trabajo que les permita llevar sustento a su familia.
Me quejé porque mi madre me reprendía, cuando millones desearían tenerla viva, para poder honrarla y abrazarla.

Amigo/a: olvida los días nublados, pero no olvides tus horas de sol ni tus noches estrelladas.
Olvida los momentos en que fuiste derrotado, pero no olvides las batallas que has ganado.
 Olvida los errores que no puedes cambiar, pero no olvides las lecciones que has aprendido ni las verdades atesoradas en tu experiencia.
Mantén una mirada optimista de la vida.

* Enviado por el P. Natalio

EL VALOR DE UNA SONRISA

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  • Felices quienes ofrecen cada mañana una sonrisa a la primera persona que se cruza en su camino.
  • Felices quienes derrochan sonrisas, pues sólo este exceso podrá vencer la distancia, los muros y las apariencias.
  • Felices quienes han descubierto que una sonrisa no cuesta prácticamente nada y en cambio produce frutos imprevisibles.
  • Felices quienes después de vivir unos malos momentos renueva el ánimo con la sonrisa y la cercanía del amigo.
  • Felices quienes no piensan en el valor del mercado por cada sonrisa que ofrecen, sino que las reparte a quien la necesita y reconoce su utilidad en el momento que la regala.
  • Felices quienes se han dado cuenta que una sonrisa es un bálsamo que produce milagros y está indicada contra la tristeza, la apatía, la desesperanza y la dureza de corazón.
  • Felices quienes saben que una sonrisa ofrece serenidad ante el cansancio de la vida, da nuevo vigor a la persona que la recibe y renueva su ánimo.
  • Felices quienes han experimentado que repartiendo cada día más sonrisas no se empobrecen, sino que aumenta su felicidad al enriquecer a quienes las reciben