El milagro



En nuestra vida hay más milagros de los que podemos imaginar o reconocer. Despertar cada mañana es un milagro. Tener la oportunidad de ser mejores cada día, volver a confiar cuando nos han defraudado, descubrir que somos personas valiosas independientemente de lo que tenemos o poseemos, es un milagro.

El milagro es la acción de Dios en nuestra vida. Cada día Él está presente sosteniendo nuestra existencia, acompañando nuestros momentos difíciles y levantándonos cada vez que caemos. No esperemos ver milagros extraordinarios, miremos los que ocurren todos los días.

(P. Javier Rojas)

El mono y la naranja
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La concentración es la capacidad de dirigir toda nuestra atención a un asunto determinado, abstrayéndonos de cualquier otra cosa. Es necesario silenciar todo el pasado y el futuro, desligarnos de preocupaciones y problemas. Fuera del momento presente no permitas que nada más ocupe tu mente.

Un mono, sin dejar de rascarse, alzó una naranja. No queriendo dejar su ocupación, tiró de la cáscara con los dientes, pero le disgustó su amargura y buscó otro medio.

Siempre rascándose, puso un pie sobre la naranja, y con la otra mano empezó a pelarla. Pronto se cansó.
Se sentó entonces y apretó la naranja entre las rodillas, sacando con la mano libre algo de la cáscara; pero la fruta resbaló y rodó por el suelo.

Dejó de rascarse, agarró fuerte la fruta con una mano, la peló con la otra en un minuto, la partió y la comió.
Después de dar dos piruetas, empezó a rascarse otra vez, pero ya con las dos manos (Godofredo Daireaux).

La concentración en tus propósitos es fundamental para llegar a las metas que deseas. En la medida en que dispersas tu atención, se retardan o se pierden los objetivos anhelados. La concentración es una disciplina de la mente y voluntad para hacer efectivos los deseos profundos del corazón.

* Enviado por el P. Natalio