A pesar de que eran ricos, Napoleón y Washington nunca contaron con una aspirina para el dolor de cabeza.
Simón Bolívar y San Martín jamás pudieron tomar un taxi cuando necesitaban llegar pronto a algún lugar.
Ni Cervantes, ni Dante, ni Shakespeare tuvieron una máquina de escribir.
Los vikingos viajaron sin brújulas y Colón no pudo llevar alimentos enlatados ni una heladera.
Julio César y Carlo Magno jamás comieron una pizza y tampoco disfrutaron del cine o la televisión. Beethoven no pudo usar audífonos ni oír su música en un equipo de sonido.
Mozart no pudo grabar sus composiciones.
Hipócrates y Galeno no tuvieron vacunas ni miles de avances médicos…
¡Y nosotros vivimos quejándonos!
Busca siempre la faz luminosa y positiva de los obstáculos y reveses de la vida. Piensa que puedes desarrollar la escondida sabiduría de convertir un menos en más, un fracaso en victoria y una cruz en resurrección y vida.
Que pases un día muy apacible. Hasta mañana.
* Enviado por el P. Natalio