Hoy, vuelvo a comprobar que el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo nos preserva del pecado. Aún en las situaciones difíciles y aún cuando creemos que es imposible, Dios se hace presente diciéndonos: "Porqué dudas, palomita mía...no se te ha dicho que quien a Dios tiene nada le falta?"
Dios nos es un Dios escondido en un sagrario, aunque ahí le rendimos culto en comunidad. Dios es adorado en espíritu y verdad, porque a Dios no lo puede contener nada. El está presente en nuestra vida
Y lo comprobé ayer en las elecciones presidenciales en México.
La opción era votar por la muerte o por la muerte.
Y de pronto, surge una figura que por medio de su sacrificio, nos dió otra opción: votar por la vida.
Votar por lo que creemos. Y como Jesucristo, tomó el camino, salió a los caminos, sustentado por su propio dinero y el apoyo de unos cuántos. Tuve la dicha de escucharlo, de oir su lucha por la trata de infantes, tuve la dicha de tomarme una foto con él cuando visitó nuestra ciudad..
De ése día puedo recordar que éramos pocas personas, deseábamos poder enviar nuestra solicitud para conseguir la candidatura del único que se ofreció para que México escuchara la voz a favor de la vida. Después de muchos intentos, pude finalmente poner mi firma.
Y ví cómo muchos a lo largo del país pudieron hacerlo. Hubo muchas restricciones, no se nos permitía hacerlo en lugares públicos, hubo quienes se decepcionaron (como sucede siempre) Escuché a un jovencito al que su mamá había llevado a escucharlo, decir: "no me dice mucho". Tal vez como los zelotes, deseaba escuchar un grito de guerra y no supo ver la lucha tan difícil que es defender a tanto niño que sucumbe en la trata de infantes. Aún no se ha enterado como nos dijo Eduardo en ésa ocasión lo difícil y peligroso que es levantar la voz.
En ésa ocasión como a lo largo de su campaña, no podía decir sus propuestas, no podía expresar sus inquietudes por no tener candidatura oficialmente. Su voz quiso ser apagada.
Pero finalmente, pudimos estampar nuestro voto en las boletas electorales.
Parecía una locura: sin propuestas (no porque no se tengan, sino porque no podían expresarse por las absurdas reglas que le fueron impuestas) --me recuerda a San Juan Baustista, cuando Zacarías su padre no podía hablar hasta que el niño naciera- sin un equipo oficial (no porque no lo tuviera, sino por las mismas absurdas reglas)
Y se logró.
Se gane o no, nosotros ya ganamos. Gracias a Eduardo pudimos expresarnos sin caer en pecado, pudimos cumplir con nuestros deberes ciudadanos sin incurrir en pecado. Fuimos preservados del pecado gracias a su sacrificio personal en dinero, en tiempo.
Pude dormir tranquila, sin pensar que había votado por la muerte. Pude salir a votar como es mi deber ciudadano. Pero hacerlo de una manera digna.
Finalmente, en éste momento en que desconosco los resultados, me siento ganadora con mi conciencia limpia. Pude votar a favor de la vida sin la mancha del aborto. Pude votar por el progreso, por la igualdad de derechos entre mujer y hombre pero sin luchas sino como hijos de Dios. Pude votar por la justicia, pero no con armas sino por la paz.
Me siento alegre, pero al mismo tiempo, triste. Triste porque sé cuán lejos esta México de ser el país creyente de otros tiempos. Me siento alegre, pero al mismo tiempo, comprometida. Comprometida porque sé cuánto hay que trabajar para dar a conocer a Cristo en éstos tiempos en donde el relativismo moral, la apatía parecen tener sumido al país.
Pido a Dios por medio de su Hijo Jesucristo, siga enviando su Espíritu Santo para guiarnos, fortalecernos... pero en la comunidad que Cristo fundó y a la que prometió estaría con nosotros hasta el fin.
GRACIAS SEÑOR!!!!!
Por proveer los medios