Pecamos cuando no comprendemos la bondad de los mandamientos de Dios.
Rechazamos las enseñanzas de la Iglesia que no nos gustan, porque no comprendemos lo que la Iglesia realmente está enseñando. Pero si nosotros las investigamos con un corazón humilde, nosotros descubrimos cuán justas y buenas son realmente estas enseñanzas.
Saboteamos nuestras vidas con malas decisiones o adicciones, situándonos para el fracaso, ahuyentando los amigos que Dios nos ha dado, etc., cuando no comprendemos el daño que nos estamos haciendo a nosotros mismos.
No queremos amar a todos incondicionalmente, porque no comprendemos cómo Dios nos ama a nosotros. Huimos del sufrimiento y rechazamos a los que nos causan dificultades, porque no nos damos cuenta del valor de aceptar nuestras cruces.
Vivimos en matrimonios no-sacramentales, porque no entendemos lo que falta. O vivimos en un divorcio válido sin una anulación, porque no conocemos la curación y libertad que recibiríamos en el proceso.
Estamos desinteresados en el ministerio cuando no comprendemos lo que es ser socios de Dios. Regresamos a casa después de la Misa sin cambiar porque en realidad no comprendemos lo que está sucediendo en la Eucaristía.
Rechazamos las enseñanzas de la Iglesia que no nos gustan, porque no comprendemos lo que la iglesia está enseñando realmente. Pero si las investigamos con un corazón humilde, descubrimos justamente lo bueno que realmente son. Ellas están basadas en las escrituras y en el amor.
El entendimiento es un regalo del Espíritu Santo. Es uno de los frutos que recibimos de leer la Palabra de Dios. Es la bendición que viene de escuchar cuando oramos. Es una cosecha rendida de retiros, de los seminarios espirituales, y de las misiones parroquiales. Es la gracia compartida en una buena conversación con amigos Cristianos. Pero la comprensión verdadera no es lograda a menos que sea escuchada en el corazón. Para esto, nosotros tenemos que actuar según la verdad.
Vemos la verdad y la olvidamos. |
¿Estás dispuesto a comprender realmente?
Reflexión de Las Buenas Nuevas
Martes de la Sexta Semana del Tiempo Ordinario
14 de febrero, 2012
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