En la primera lectura de hoy, Esteban trabaja "grandes prodigios y signos". ¿Hay una diferencia entre un prodigio y un signo? En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús desafía a sus seguidores porque lo habían perseguido por los milagros maravillosos que el había realizado - prodigios que sólo llenaron sus necesidades y deseos temporales (terrenales). Un prodigio es un milagro. Un signo señala a Dios mientras viajamos por el camino de la vida hacia nuestro destino eterno. ¿Por qué hay menos milagros hoy que en el primer siglo cristiano? ¿Es porque tenemos menos fe? No, porque fe viene del Espíritu Santo, como un regalo, y nosotros no tenemos menos del Espíritu Santo ahora que nadie anteriormente, porque el Espíritu de Dios no puede ser disminuido. Nosotros quizás tengamos menos confianza, pero no menos fe. La fe quizás este oculta, pero ya está dentro de nosotros. Hay muchos factores que contribuyen a menos milagros prodigiosos hoy, pero quisiera examinar el que, no el por qué. Si recibimos los milagros que pedimos o no, Dios desea que la experiencia nos ayude a confiar en el más completamente,porque esto afecta lo que es eterno dentro de nosotros. Su prioridad más grande es la purificación de nuestras almas. ¿De qué sirve un milagro si nosotros no somos convertidos de algún modo por ello? A veces nosotros recibimos más conversión si nosotros no recibimos el milagro. Los milagros son una parte normal de la vida cristiana. De otro modo, Jesús no hubiera manifestado ambos signos y prodigios durante su ministerio, ni tampoco hubiera continuado haciéndolo por medio de Esteban y los otros discípulos. Pero los milagros son como el pan que Jesús multiplicó: "No deberías estar trabajando para el alimento perecedero". Cuando Jesús levantó a Lázaro de entre los muertos, Lázaro murió finalmente otra vez. Cuando Jesús camino por el agua, él llegó al otro lado y el milagro terminó. Cuando calmó la tormenta, otro día vino con otra tormenta. Los milagros son una prima, no el objetivo. Los signos son lo qué nos apuntan al objetivo. La conversión es el objetivo. Profundizar nuestra intimidad con Dios es el objetivo. La santidad más grande en la vida cotidiana es el objetivo. Mientras seguimos los signos, nosotros llegamos a ser los signos que dirigen a los demás a Cristo. ¿En tu necesidad de un milagro, está tu actitud cerca del sufrimiento y la fortaleza señalando a los demás a Cristo? Cuando estamos más interesados en las maravillas de regalos temporales que en los signos de valor eterno, nos frustramos con Dios porque él no hace las cosas a nuestra manera. ¿Eres un signo que dice a los demás que Dios siempre nos ama y sabe lo qué es mejor para nosotros - o eres signo de que a él no le importa? ¿Qué clase de signo eres? Reflexión de Las Buenas Nuevas Lunes de la Tercera Semana de Pascua 23 de abril, 2012 Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Módica, y es utilizada con permiso bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva,http://gnm.org,registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2010. Para obtener permiso para reenviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya aDerechos de autor 2012 por Terry A. Módica |