La obediencia verdadera









En la primera lectura de hoy, Pedro y los apóstoles declaran que el Espíritu Santo testifica la verdad acerca de Jesús. Entonces comienzan realmente a alborotar las cosas, enfureciendo a los sacerdotes y a los Fariseos desobedientes proclamando bravamente que este Espíritu Santo sólo es dado a los que obedecen a Dios.

Dañamos nuestra relación con el Espíritu Santo siempre que desatendamos la verdad. Cuando yo era una niña, Jesús era mi mejor amigo y el Padre era la autoridad más alta en mi vida, pero yo solo pensaba que el Espíritu Santo era una imagen fantasmal impersonal de Dios. Quise experimentar el poder milagroso de Dios del que había leído en las historias de la Biblia, pero como yo no comprendía el papel del Espíritu Santo, yo desobedecí a Dios buscando su poder en el único lugar que me faltaba explorar: las ciencias ocultas. Siete años de esto destruyó totalmente mi relación con Dios; mi alma eterna estuvo en grave peligro.Like us on Facebook

Cuando me arrepentí, fue finalmente porque conocí el Espíritu Santo. El hecho de que puedo escribir estas Reflexiones de Las Buenas Nuevas y tocar las vidas de tantas personas desconocidas con tan sólo las palabras correctas en sólo el momento oportuno da testimonio de esto.

En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús habla de las consecuencias de la desobediencia: " El que se niega a creer en el Hijo no verá la Vida". En el Credo, nosotros proclamamos que el Espíritu Santo es el "Dador de Vida".Nosotros no tenemos la vida sobrenatural y eterna del Espíritu de Dios mientras estamos en un estado de desobediencia.

Nosotros realmente no queremos ser desobedientes. Deseamos estar por "sobre todo" lo que es terrenal, pero jugamos juegos en las conciencias y fingimos que la desobediencia o no importa o no somos realmente desobedientes. Nosotros no queremos desobedecer a Dios, pero escogemos la desobediencia porque la obediencia parece de algún modo más desagradable, como si no fuera buena para nosotros. Like us on Facebook

Aprender a obedecer por evitar el castigo no es obediencia verdadera. Es sólo otro juego, el juego de un niño, que es para protegernos porque somos demasiado inmaduros para comprender el amor detrás de los mandamientos que Dios nos ha dado en la escritura y en las enseñanzas de la Iglesia Católica. Pero somos llamados a vivir como cristianos maduros y completamente cariñosos.

Si somos lujuriosos, por ejemplo, y "obedecemos" a Dios negándose a mirar alguien lujuriosamente, pero tenemos todavía lujuria en nuestros corazones, entonces estamos desconectados del Espíritu de Dios.Follow us on Twitter

La obediencia verdadera significa que nuestros corazones están puestos totalmente en el amor que viene de arriba que nos repulsa el sentimiento de la lujuria (o por cualquier tentación).

Cuando nuestros espíritus sólo anhelan lo que es celestial, estamos completamente vivos en el Espíritu Santo.Like us on Facebook

Jesús dice que "él no raciona su regalo del Espíritu". TODA su santidad está completamente disponible para nosotros. Cuánto recibimos queda en nosotros. Entre más nos desagrada lo que no es de Dios, más libremente el poder santo de Dios llena nuestras vidas, y entre más tenemos su santidad, más nos desagrada lo que no es santo.


Reflexión de Las Buenas NuevasJueves de la Segunda Semana Octava de Pascua
19 de abril, 2012

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Módica, y es utilizada con permiso bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva,http://gnm.org,registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2010. Para obtener permiso para reenviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya aDerechos de autor
© 2012 por Terry A. Módica

Reflexiones para el Alma               Efesios 6, 11 - 13

11. .Lleven con ustedes todas las armas de Dios, para que puedan resistir las maniobras del diablo.
12.Pues no nos estamos enfrentando a fuerzas humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras, los espíritus y fuerzas malas del mundo de arriba.
13. Por eso pónganse la armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir y mantenerse en la fila valiéndose de todas sus armas.

Lecturas del Día:

Hechos 5:27-33
Salmo 34:2, 9, 17-20 (con 7a)
Juan 3:31-36