Cuando servimos al Señor , deberíamos prepararnos para las pruebas.



        
          
¿Has experimentado pruebas que retan tu fidelidad a Dios? ¡Por supuesto que sí! Es muy normal. Como dice la primera lectura de hoy, cuando servimos al Señor, deberíamos prepararnos para las pruebas. ¿Por qué? Porque estamos haciendo una diferencia en el mundo - en la vida de las personas - pero no todo el mundo quiere aceptar este cambio, así que nuestros esfuerzos causan persecución, rechazo, y otras oportunidades para que practiquemos lo que profesamos.

Este punto me fue subrayado un día que traté de hablar a una mujer en la Iglesia que se estaba apartando de la comunidad. No fue tanto su rechazo a mi intento de llegar a ella que me retó o chocó, sino mi reacción a sus palabras. Cuando aún estaba enojada, Dios me puso en el camino de otra persona que estaba enojada, lo cual me retó a reconocer mi propia falta de perdón.

Las pruebas de este mundo nos exponen a los demás; dejan ver nuestra debilidad. ¿Juzgamos a los que nos juzgan? ¿Fallamos en perdonar a los que NO perdonan? ¿Amamos a los que NO nos aman? ¿Somos NO amables con los que no son amables?

¡Tener nuestros pecados expuestos por los pecados de otros puede ser una de las pruebas más importantes de nuestras vidas! Estas son las que nos hacen crecer, pero sólo si aceptamos el reto a crecer. Estas son las que nos purifican, como el oro probado en el fuego, para que seamos fortalecidos en santidad. Estas son las que nos ayudan a hacernos fieles al Señor a quien decimos que amamos.

¿Somos verdaderamente sinceros de corazón y firmes en nuestro amor por Dios? Los tiempos de adversidad revelan la respuesta. Está bien estar apesadumbrado en los momentos duros, pero ¿confiamos en Dios lo suficiente como para esperar en El con paciencia? ¿Nos aferramos a Él en vez de tratar de solucionar los problemas con atajos y retaliación? ¿Ponemos cualquier cosa que nos cae en el contexto de nuestra relación de amor con Dios, quien nos asegura (ver Romanos 8:28) que Él va a convertir todo en una bendición para nosotros?

Una relación sólida con Dios nos permite confiar en su misericordia y compasión, aun cuando lloramos sobre su hombro y le gemimos que no entendemos por qué se está tomando tanto tiempo en aliviar nuestros sufrimientos.

En una relación sólida con Dios, el entendimiento no viene en nuestras mentes, sino en nuestros corazones, donde el amor, y NO la capacidad cerebral, nos ayuda a entender la ayuda que Él nos está dando.
Pero sin embargo, nuestro amor por Dios no es sólido, hasta que haya sido purificado y fortalecido por las pruebas.
 

Reflexión de las Buenas Nuevas
Martes de la séptima semana de Tiempo Ordinario
Mayo 21, 2013
Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. USA. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html,
© 2013 por Terry A. Modica
Las Bendiciones
"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).

Bendíganse en todo momento,
al despedirse, al acostarse, al saludarse...
Vale la pena recuperar la bendición en la familia. "Que Dios te bendiga, hija. Que Dios te bendiga, hijo", Que Dios te bendiga mi nieta querida, Que Dios te bendiga Yerno, y mi Esposo adorado, que Dios te bendiga.

Juntos, como familia, celebrar los dones que Dios nos da cada día. Bendecir los alimentos, bendecir la casa, bendecir el trabajo, es rogar juntos para que, todo lo bueno que Él nos da, nos fortalezca y nos haga vivir como hijos e hijas suyos.

"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).
"Dijo el Señor a Abram: Yo haré de ti una nación grande y te bendeciré. A Saray, tu mujer, yo la bendeciré y de ella suscitaré naciones" (Cfr. Gén 12,1-2; 17,15-16)

Lecturas del Día:
 
Sirácides 2:1-11
Salmo 37:(5)3-4,18-19,27-28,39-40
Marcos 9:30-37