Cuando las cosas se ponen mal...


 
  
En la lectura del Evangelio de hoy, comparamos los diferentes tipos de tierra para las pruebas que enfrentamos hoy en el camino de Fe. Así como el sembrador siembra las semillas, Dios está siempre tratando de traer nuevo crecimiento en nosotros, y él hace todo lo posible por ayudarnos a convertirnos en tierra más fértil de modo que nuestras vidas produzcan una cosecha más abundante para su reinado. Pero una tierra abonada es una tierra fertilizada y ¿sabes de qué está hecho un fertilizante? O ¿cómo huele de horrible?

Los fertilizantes naturales que golpean los fanáticos proverbiales en nuestras vidas pueden enriquecer nuestra tierra. Por ejemplo, cuando estamos tan ocupados que no tenemos tiempo de sentarnos tranquilamente con el Señor ni rezar, la vida se vuelve más difícil. Las cosas se ponen mal. Contratiempos nos llegan -o mejor, yo debería decir, nosotros chocamos con los contratiempos porque no estamos prestando atención a las direcciones de Dios. ¿Cómo de apestosa la vida se tiene que volver antes de que disminuyamos el paso y escuchemos al Señor?

Cuando nosotros NO tomamos el tiempo para escuchar humildemente, nuestros corazones se ponen duros como el camino que ha sido pisado muy duro (usualmente por las personas que nos pisotean) y las semillas caen en la superficie como comida de pájaros. La ayuda de Dios NO tiene la oportunidad de echar raíz en nosotros.

Cuando le pedimos a Dios por ayuda, él NO responde nuestras preguntas como un genio mágico. El espera ver cuánto estamos dispuestos a confiar en él. Él quiere que incrementemos nuestra confianza, y la única manera para que esto pase es nosotros confiando en él a pesar de los obstáculos y temores y deseos personales que producen buenos resultados. Pero si nuestra fe es rocosa, nosotros pronto comenzamos a decirle a Dios cómo él debería resolver nuestros problemas, como si nosotros supiéramos mejor que él, ¡cuál es la mejor solución! Ese es el suelo rocoso en el cual las semillas de la fe brotan y después nuestra fe se marchita porque estamos aplastados por las pruebas de la vida.

Algunas veces escuchamos lo que los otros nos están diciendo en vez de confiar en la voz interna del Espíritu Santo. Si lo que escuchamos en la oración no contradice la Sagrada Escritura y las enseñanzas de la iglesia, nosotros deberíamos confiar en eso.Nosotros todos tenemos asesores bien-intencionados entre nuestros amigos y familia quienes no han escuchado lo que el Señor nos está diciendo; su consejo mundano o mal informado es como espigas que ahogan la verdad. Nuestra tierra puede ser rica y fértil, pero si no confiamos en lo que Dios nos está diciendo, las semillas que él nos da no tendrán oportunidad de hacer algo bueno.

Esta es la lección que Dios nos enseñó en la primera lectura. Los Israelitas tuvieron necesidad de comida mientras que caminaron a través de la experiencia del desierto. Ellos pidieron por ayuda y Dios respondió a sus oraciones en una manera que los ayudaría a madurar en la fe: "Yo mandaré pan del cielo para ustedes. Cojan la porción diaria, pero si ustedes almacenan más que eso porque no confían en que les voy a proporcionar continuamente su porción diaria, ustedes NO estarán felices de las consecuencias."

Todos nosotros tenemos experiencias en el desierto. Pero no importa como de desolado parezca, la ayuda de Dios está disponible inmediatamente y suficiente en porciones exactas correctas para nosotros ahora mismo. Sólo es desolado cuando fallamos en seguir sus instrucciones o fallamos en volvernos hacia él y confiar en él.

Para tener éxito como tierra rica que produce buenos resultados y beneficiarnos de la abundancia de Dios, tenemos que someternos a su voluntad, dejarlo cambiar todo lo malo que nos pase de modo que esto se convierta en fertilizadores que nos nutren y fortalece y nos convierten en quién debemos ser.
 
Reflexiones de las Buenas Nuevas
Miércoles de la 16va Semana del Tiempo Ordinario
Julio 24, 2013

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. USA. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html,
© 2013 por Terry A. Modica       


           
  
Las Bendiciones
"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición"
(1 Pe 3,9).
Bendíganse en todo momento,
al despedirse, al acostarse, al saludarse...
Vale la pena recuperar la bendición en la familia. "Que Dios te bendiga, hija. Que Dios te bendiga, hijo", Que Dios te bendiga mi nieta querida, Que Dios te bendiga Yerno, y mi Esposo adorado, que Dios te bendiga. 

Juntos, como familia, celebrar los dones que Dios nos da cada día. Bendecir los alimentos, bendecir la casa, bendecir el trabajo, es rogar juntos para que, todo lo bueno que Él nos da, nos fortalezca y nos haga vivir como hijos e hijas suyos.

"Dijo el Señor a Abram: Yo haré de ti una nación grande y te bendeciré. A Saray, tu mujer, yo la bendeciré y de ella suscitaré naciones" (Cfr. Gén 12,1-2; 17,15-16)
Lecturas del Día:
Éxodo 16:1-5,9-15
Salmo 78:18-19,23-28
Mateo 13:1-9