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¿Has alguna vez encontrado esa clase de personas? Quizás tú has invitado a alguien a una relación saludable, pero él te rechaza o ella trata de ser tu amiga bajo términos de su propia inmoralidad o una relación no saludable,
Como cristianos, estamos llamado a traer a Cristo en el mundo, invitando; abiertos a nuevas relaciones de modo que podamos revelar el amor de Dios a más personas y ayudarles a descubrir a Jesús en el banquete de la Santa Comunión. Pero ¿Qué pasa si la persona que invitas te dice que no? o ¿Qué tal si dice sí por razones equivocadas, sin querer ser transformadas por la santidad de su amor?
Jesús nos muestra en esta parábola que Dios no arrastra al que no quiere a su celebración (ni a la misa). Por supuesto, él le da a las personas (hasta que se mueran) ilimitadas oportunidades de arrepentirse y disfrutar de la fiesta, pero éste banquete es para verdaderos amigos. Sólo verdaderos amigos de Cristo quieren ser cambiados por el poder transformante de la fiesta de la Eucaristía. Cuando las personas dicen no a esta maravillosa oportunidad, él les permite caer más profundamente en el pozo que ellos están cavando. Él les permite encontrarse con las terribles consecuencias que ellos están creando de modo que eventualmente ellos se van a desesperar tanto y van a ser suficientemente humildes como para querer cambiar.
Dios hace lo mismo con aquellos que son falsos, es decir, aquellos quienes quieren el amor, la bondad, la paciencia de Dios, la vida eterna, etc., y quienes dicen ser cristianos pero realmente no quieren ser como Cristo. Ellos vienen a misa sin un deseo de ser transformados por la misa. Él les dice, "SUFICIENTE ustedes no pertenecen aquí y no me pueden engañar haciéndome pensar que si lo son. Fuera de aquí hasta que las terribles consecuencias los despierten a la verdad y los haga humildes"
Porque nosotros somos verdaderos amigos de Cristo, nos importa aquellos que no están disfrutando el banquete de su amor, y los invitamos a venir, pero no los tenemos que forzar como si nosotros fuéramos responsables de sus decisiones. Algunas veces todo lo que podemos hacer es vivir los ejemplos de las bendiciones que vienen de la Amistad con Cristo y el estar involucrados en la vida de la parroquia. Algunas veces la mejor invitación es la alegría que nosotros experimentamos de celebrar el banquete de la Eucaristía. (Ah, ¿Tienes tú esta experiencia de alegría? ¿Es obvia?)
Como ésta parábola nos muestra, no debemos perder tiempo quejándonos del rechazo y la falsedad de aquellos quienes no hacen parte del banquete. Si seguimos el ejemplo de Dios, nosotros iremos una y otra vez a buscar aquellos quienes realmente quieren ser santos. Iremos a nuestra manera a hacer amigos, invitando buenos y malos mientras dejamos los tercos recoger lo que ellos siembran, de modo que podamos disfrutar la amistad de aquellos que toman en serio la llamada a celebrar una vida centrada en la Eucaristía.
Reflexión de la Buena Nueva
Jueves de la Vigésima Semana del Tiempo Ordinario
Agosto 22, 2013
Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. USA. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2013. Para obtener permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor
© 2013 por Terry A. Módica
Lecturas del día:
Jueces 11:29-39a
Salmo 40:5, 7-10
Mateo 22:1-14
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