Abrazados a la cruz


¿Qué hay en tu vida que tenga una mayor prioridad que tu relación con Dios? Eso es lo que Jesús quiere que miremos en la lectura de hoy. ¿Cuáles personas? ¿Cuál trabajo? ¿Cuál prueba? ¿Cuáles posesiones? ¿Cuáles amistades? ¿Cuáles objetivos? ¿Cuáles actividades?

¿De cuáles cruces quieres deshacerte que, si escapas de ellas, tendrías que abandonar a Jesús en Su cruz? (Pista: ¿Cuáles sacrificios de amor no quieres hacer?)

Jesús dice que a menos que estemos primero y antes que nada comprometidos con el discipulado – aprender de Él y hacer todo el esfuerzo por volvernos como Él – estaremos mal preparados para todas las otras tareas de la vida.

En otras palabras, podemos empezar a construir hacia nuestras buenas metas, pero si nuestra relación con Cristo no es nuestra mayor prioridad, nos perderemos de Su guía, Sus sorpresas y Sus bendiciones. Estaremos distraídos por las interferencias mundanas y el pecado. Nos convertiremos en víctimas en vez de vencedores en las batallas que enfrentemos. Todo lo bueno que logremos será inferior a lo mejor, porque existe mucho mas en el reino de Dios, de lo que podemos imaginar.

Un discípulo es un estudiante. Aprendemos de Jesús cómo amar a los demás, aún cuando esto se convierta en una cruz que debamos cargar. Él nos enseña cómo vivir una vida de amor feliz, pero también de amor incondicional y piadoso. Y aprendemos de Él cómo establecer límites saludables y santos contra aquellos que interfieren con nuestro crecimiento espiritual, y esto también puede ser una cruz.

La Fortaleza para seguir a Cristo y convertirse mas y mas como Él cada día requiere de un esfuerzo consciente para fortalecernos en nuestra capacidad de llevar nuestras cruces mientras nos unimos a Su cruz y a Su fuerza. Cuando no tenemos esta unión íntima con Cristo, tropezamos y caemos, aplastados por el peso de nuestras cruces. Pero si estamos dispuestos a hacer sacrificios por amor a los demás, como lo hizo Jesús, le abrazamos mas plenamente y recibimos Su amor mas profundamente. Y esta es la forma de vivir que nos da la mayor satisfacción!

Preguntas para la Reflexión Personal:
Considera tus actividades diarias: ¿Cuáles son tus mayors prioridades? ¿Qué valoras más que el tiempo que pasas con Jesús en oración, en la escritura, y en otras actividades de crecimiento en la fe?

Preguntas para compartir la Fe en Familia y en Comunidad:
¿Cuáles son las formas usuales de quitarle a Dios prioridad? Al hacer de Dios nuestra mayor prioridad, ¿de qué maneras podemos mostrar nuestro amor por los demás aún cuando ponemos a Dios por encima de ellos en nuestras actividades diarias?

© 2013 por Terry A. Modica

Reflexiónes de las Buenas Nuevas 
 


Sabiduría 9:13-18b
Salmo 90:(1) 3-6, 12-17
Filemón 9-10, 12-17
Lucas 14:25-33


BENDICIONES EN FAMILIA

Vale la pena recuperar la bendición en la familia. "Que Dios te bendiga, hija. Que Dios te bendiga, hijo", Que Dios te bendiga mi nieta querida, Que Dios te bendiga Yerno, y mi Esposo adorado, que Dios te bendiga.

Juntos, como familia, celebrar los dones que Dios nos da cada día. Bendecir los alimentos, bendecir la casa, bendecir el trabajo, es rogar juntos para que, todo lo bueno que Él nos da, nos fortalezca y nos haga vivir como hijos e hijas suyos.

"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).
"Dijo el Señor a Abram: Yo haré de ti una nación grande y te bendeciré. A Saray, tu mujer, yo la bendeciré y de ella suscitaré naciones" (Cfr. Gén 12,1-2; 17,15-16)