Tiempo para la acción



El mensaje del pasaje del Evangelio de hoy es corto y dulce. Qué tan dulce realmente es? Escuchar a Jesús decir que nosotros somos tan queridos como su propia Santa Madre y sus otros familiares cercanos - es pura delicia. Sin embargo, él dice que nosotros somos así de especiales para él si cumplimos la palabra de Dios.

Jesús está explicando que es verdaderamente posible formar parte de su círculo cerrado de amigos y familiares más queridos. Esto nos debería motivar! Esto nos hace pararnos de nuestras sillas de oración y entrar en acción, transformados por la Palabra de Dios, dirigidos por la Palabra, facultados por la Palabra, haciendo una diferencia en el mundo a través del amor que es la Palabra, el amor quien es la Palabra hecha carne.

Por qué piensas que muchas oraciones de los dueños de la casa de Cristo (la Iglesia) están sin responder? Por ejemplo, en cada Misa el sacerdote reza a nuestro favor: "Líbranos, Señor te rogamos, de todos los males, danos paz en nuestros días, que, por la ayuda de tu misericordia, podamos estar siempre libre de pecado y libre de toda preocupación..." cuántos de nosotros paramos de repente de preocuparnos de nuestros problemas? Esta oración sólo es respondida cuando aprendemos lo que dice la Palabra acerca de confiar en Dios y nosotros lo hacemos - nuestras acciones están basadas en esa verdad.

Por qué una parroquia le adiciona la oración de San Miguel ("defiéndenos en la pelea") al final de la misa diaria y aun así permanece en división y bajo un ataque financiero? Es porque no deberíamos estar esperando que los ángeles hagan todo el trabajo por nosotros;para vencer el enemigo mientras que los ángeles nos defienden, tenemos que actuar de acuerdo a lo que la Palabra dice acerca de la comunidad y unidad o administración y generosidad.

Cuando rezamos el Rosario, qué valor hay cuando terminamos cada década con la oración de Fátima, "Lleva todas las almas al cielo, especialmente las más necesitadas de tu misericordia," a menos que nosotros estemos haciendo actividades de evangelización para encontrar almas perdidas y ayudar a guiarlas hacia el cielo. Qué tiene de bueno recitar la oración de la Divina Misericordia, "Ten misericordia de nosotros y del mundo entero", si no estamos haciendo actos de misericordia para llevar el amor de Dios?


Por qué continua disminuyendo el número de las vocaciones religiosas y sacerdotales, aún después de muchos años de muchas oraciones por un incremento? Rezar no es suficiente.
 Necesitamos prestar atención a lo que la Palabra dice acerca de nuestro llamado a un ministerio - tanto laicos como ordenados - y actuar de acuerdo a eso. Siendo felices ministros apasionados quienes están motivados por un profundo amor heroico que compasivamente va más allá, esta actitud inspirará otros a escuchar y responderá sus llamados.

Cuando un sacerdote vive su vocación como un ministerio pastoral en vez de un trabajo y donde los laicos están colaborando unidos con sus sacerdotes haciendo el trabajo del Reino de Dios, ellos inspiran energía para nuevas vocaciones, vidas consagradas, y más ministros laicos.

Rezar sin acción no tiene sentido. Acción sin conocimiento de la Palabra de Dios es mal dirigida. Escuchar la Palabra y luego actuar es tener un verdadero parentesco con Cristo. Que podamos todos crecer tan cerca a Jesús como su propia madre. Amén! 

 
Reflexiónes de las Buenas Nuevas
Martes de la Vigésima Quinta Semana del Tiempo Ordinario
Septiembre 24, 2013


Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2013. Para obtener permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor
© 2012 por Terry A. Modica


Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).

Bendíganse en todo momento, al despedirse, al acostarse, al saludarse...
Vale la pena recuperar la bendición en la familia. "Que Dios te bendiga, hija. Que Dios te bendiga, hijo", Que Dios te bendiga mi nieta querida, Que Dios te bendiga Yerno, y mi Esposo adorado, que Dios te bendiga.
Juntos, como familia, celebrar los dones que Dios nos da cada día. Bendecir los alimentos, bendecir la casa, bendecir el trabajo, es rogar juntos para que, todo lo bueno que Él nos da, nos fortalezca y nos haga vivir como hijos e hijas suyos.

"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).

"Dijo el Señor a Abram: Yo haré de ti una nación grande y te bendeciré. A Saray, tu mujer, yo la bendeciré y de ella suscitaré naciones" (Cfr. Gén 12,1-2; 17,15-16)

Lecturas de hoy:
Esdras 6:7-8, 12b, 14-20
Salmo 122:1-5
Lucas 8:19-21