¿Tu curiosidad te lleva a la santidad?




En el pasaje del Evangelio de hoy, leímos acerca de la curiosidad del rey Herodes. Él quería conocer a Jesús por todas las noticias fascinantes que él había oído de sus milagros en Nazaret.

Tristemente, conocer a Jesús cara a cara no cambió la vida de Herodes, ¿por qué no?
La curiosidad acerca de lo supernatural es una cosa. Esto nos lleva a usar los regalos dados por Dios de inteligencia, creatividad e imaginación para crear nuevos caminos para crecer espiritualmente, nuevos caminos para ayudar a otros, nuevas soluciones a problemas raros, y nuevos descubrimientos que mejoran nuestras vidas y nos trae cerca a Dios. Pero si no estamos dispuestos a enfrentar los retos de verdad a los que la santa curiosidad invariablemente nos lleva, nos alejamos de Dios y seguimos nuestras pasiones que nos llevan a predicamentos pecaminosos o perjudiciales.Herodes no quiso enfrentar la verdad que estaba enfrente de su cara. Prefirió permanecer en la comodidad con sus propias perspectivas, objetivos y actitudes, él le permitió a su curiosidad por Jesús avanzar tan lejos mientras esto encajara con su elección de su estilo de vida.

¿Cuántas veces miramos para otro lado cuando oímos la verdad o enfrentamos la realidad que no queremos ver? ¿Has parado alguna vez de hacer preguntas porque no te gustaron las respuestas? Cuál es peor: ¿Dudar de la verdad o dudar de los conceptos erróneos en los que has estado viviendo? Dudar es bueno si esto despierta nuestra curiosidad y si tenemos la humildad de permitirle al Espíritu Santo contradecir nuestra vieja, familiar y cómoda manera de pensar.

Cuando la curiosidad es meramente fascinación, nos puede hacer más daño que bien. Brincamos aquí y allá, sin dirección, acariciando nuestros egos, engañándonos creyendo que somos verdaderos buscadores cuando verdaderamente somos evasores.
Cuando la curiosidad nos lleva a la inconformidad de la humildad, arrepentimiento, y egoísmo, podemos estar seguros que hemos alcanzado un hito importante en nuestro camino al cielo. ¿Miraremos alrededor por algo nuevo para distraernos? O ¿Buscaremos por las manos heridas de Jesús para agarrarnos aun cuando no se siente bien?

Para crecer cerca a Dios, tenemos que ser curiosos sobre las necesidades que está cambiando en nosotros. Tenemos que hacernos nuevas preguntas acerca de nosotros y no tener miedo de las respuestas.
No hay nada que temer, no importa que descubrimientos hacemos acerca de nuestros pecados, porque Jesús está con nosotros - el mismo Jesús quien ya murió por nosotros y a quien clavamos en la cruz con nuestros pecados, el mismo Jesús quien conquistó la destrucción del pecado. Cuando humildemente admitimos nuestra necesidad de perdón, su sacrificio en la cruz nos libra para movernos en la resurrección que nos trae nueva vida. ¡Aquí, descubrimos sanación, incremento de amor y un inesperado gozo!
Reflexiones de las Buenas Nuevas
Jueves de la Vigésima Quinta Semana del Tiempo Ordinario
 Septiembre 26, 2013


Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Módica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. USA. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2013. Para obtener permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor
© 2013 por Terry A. Módica
                   
  

                   
Lecturas del día:
Ageo 1:1-8
Salmo 149:1b-6a, 9b
Lucas 9:7-9


Reflexiones para el Alma

Una hora de visita al SANTISIMO a la semana nos da la gracia de vivir 168 horas felizmente"  
 (Solo 1/168 parte del tiempo semanal)
 Matemáticas para el Alma.
 "Si queremos evangelizar al mundo, cada uno de nosotros debe empezar por tratar de convertirse en santo."
 ~ Arzobispo John Patrick Foley