Reprender por amor



En la lectura del Evangelio, Jesús reprende los discípulos por querer reprender a los samaritanos. Por qué está bien para Jesús hacerlo y no para los discípulos?
Los discípulos no dudaron en recordar el fuego y la tormenta que Dios mandó en Sodoma y Gomorra para destruir a los pecadores que vivían allí. Parece correcto, es más, esperar que Dios castigue y destruya a los samaritanos que estaban rechazando a Jesús. Pensamos de la misma manera cuando interpretemos desastres naturales y enfermedades como la justicia del castigo de Dios.

Pero Jesús ha venido a redimir el mundo, no a condenarlo.   Su presencia en la tierra marcó el comienzo de nueva era, un nuevo mandamiento del amor de Dios. La misericordia ha llegado a la tierra en la carne de Jesucristo. El fuego que descendería del cielo sería el Espíritu Santo.

Reprender puede ser condenatorio o salvífico, pecaminoso o salvador.  Como la mayoría de Judíos, los discípulos han crecido con un prejuicio en contra de los samaritanos porque ellos combinan la fe Judía con prácticas paganas. El sentimiento de desprecio era mutuo, ésta es la razón por la que los samaritanos no permitirían a Jesús y su grupo permanecer en la villa. Los discípulos reaccionaron con rabia con un juicio que condenó a los samaritanos a muerte. Si Jesús hubiera estado de acuerdo en destruir la villa, sus discípulos hubieran disfrutado la catástrofe.

Jesús respondió a esta rabia con una reprensión que vino del amor. Él estaba salvándolos de su pecado.

Cuando ves a alguien obtener su castigo, lo disfrutas o sufres con ellos? Cuando un asesino es sentenciado a muerte, cuando un empleado irresponsable es despedido, o cuando un sacerdote termina en prisión por abusar de un niño, cómo te sientes?

Si los amamosnos duele verlos recoger las  consecuencias de la mala cosecha que ellos sembraron. Sinceramente esperamos que esos sufrimientos los ayude a arrepentirse. Les mostramos misericordia, pero no dejamos de reconocer su culpabilidad.

Los discípulos no tuvieron esta actitud de misericordia. Jesús disfrutó regañarlos? Por supuesto que no. Él estaba adolorido con el prejuicio de ellos, no sólo porque a él le importaban los samaritanos, sino también porque a él le importaban sus discípulos y el daño que el prejuicio estaba haciendo en sus almas.

Por el bienestar de la justicia social, debemos hablar en contra de las cosas mal hechas - Dios nos hace responsables si no lo hacemos - y debemos poner un alto a ellos si podemos y si no, hacemos parte de estos pecados. Sin embargo, antes de hacer cualquier cosa, debemos examinar nuestras conciencias primero. Nos preocupamos por los que están haciendo mal tanto como por las víctimas? Podemos rezar con sinceridad en nuestros corazones por un cambio en sus corazones, no porque un cambio en ellos hará nuestras vidas más fácil, pero por el beneficio de ellos? Si la respuesta es sí, entonces estamos listos para ser instrumentos de justicia de Dios
 

Reflexiónes de las Buenas Nuevas
Martes de la Vigésima Sexta Semana del Tiempo Ordinario
Octubre 1, 2013
Memorial de Santa Teresa del Niño Jesús


Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html,
© 2013 por Terry A. Modica


ORACIÓN PARA PEDIR UN FAVOR


¡Santa Teresita! Vengo a tus plantas lleno de confianza a pedirte favores. La Cruz de la vida me pesa mucho y no encuentro más que espinas entre sus brazos. ¡Florecitas de Jesús! Envía sobre mi alma una lluvia de flores de gracia y de virtud, para que pueda subir el Calvario de la vida embriagado en sus perfumes. Mándame una sonrisa de tus labios de cielo y una mirada de tus hermosos ojos... Que valen más tus caricias que todas las alegrías que el mundo encierra. ¡Dios mío! Por intercesión de Santa Teresita dáme fuerza para cumplir con mi deber y concédeme la gracia que en esta oración te pido.

Amén



Lecturas de hoy:  
Zacarías 8:20-23
Salmo 87:1b-3, 4-5, 6-7
Lucas 9:51-56