El reino de Dios en medio de nuestros sufrimientos



 Uno de los signos de que el reino de Dios está aquí, ahora, en vez de en el cielo o después de la Segunda Venida de Cristo, es el hecho de que en momentos de problemas hay esperanza. Hay Fe. Hay confianza en Dios. ¡Inclusive hay gozo!  

Estas pruebas del reino de Dios usualmente comienzan muy pequeñas, como unas pequeñísimas semillas de mostaza o gránulos de levadura, como Jesús lo mencionó en el Evangelio de hoy. Si tenemos aunque sea la más mínima esperanza, una pequeña porción de fe, un pedacito de confianza, o un poco de gozo, y si lo plantamos en la tierra de nuestros sufrimientos donde las lágrimas riegan nuestras oraciones, o si la mezclamos en la masa de nuestros problemas y dejamos que leude al calor de nuestra amistad con Cristo, crece. Cosechamos innumerables bendiciones.

El Reino de Dios es un reino de ministerios. Jesús te pastorea y te pide que pastorees a otros. El campo de nuestros sufrimientos puede producir sufrimientos sin sentido o pérdidas de tiempo y destrucción, dejándonos heridas que nunca sanarán totalmente y una tristeza que nunca terminará, o puede producir un ministerio de ayuda y compasión, bendiciendo a otros a medida que Jesús los pastorea a través nuestro y nos da muchas razones para alegrarnos.

Para experimentar el reino de Dios en nuestras vidas ahora mismo, justo aquí en nuestro dolor actual, debemos volvernos hacia Jesús para ser pastoreados y permitirle a Él usar nuestros sufrimientos para el beneficio de otros, como Él nos lo mostró dándonos como ejemplo su propia vida. Solamente cuando vemos brotar cosas buenas de nuestras adversidades es cuando nuestro dolor se convierte en gozo y nuestras lágrimas se convierten en semillas que germinarán en frutos benditos para el reino de Dios. 

Nuestra primera lectura de hoy muestra la actitud de alguien que vive en Dios: "yo considero los sufrimientos del presente como nada, comparado con la gloria que será revelada en nosotros." El reino de Dios no es un parche rápido o un chasquido del dedo todopoderoso de Dios que produce soluciones mágicas que detienen el mal que pedimos en la oración. Lleva tiempo. ¡Y es por una buena razón!

Cuanta más masa se le adicione a nuestra vida, se requerirá más levadura, pero el resultado es un pan más grande que puede alimentar más personas. Mientras más grande sea el campo que se fertiliza y se cultiva, cuando somos arados por las dificultades de la vida, más semillas del reino de Dios podemos sembrar, obteniendo una cosecha mayor y dándole al mundo más del reino de Dios.
El reino de Dios es la gloria revelada aún - quizás aun especialmente - en medio de nuestros sufrimientos. Es la gloria que se revela en ti y en mí y a través tuyo y mío. Es, como San Pablo lo llama, esperanza.

Nuestra esperanza está basada en el poder redentor del amor expiatorio de Cristo.  Algún día, nuestros sufrimientos terrenales terminarán en la redención nuestra cuando dejemos la tierra en los brazos de Jesús. Mientras tanto, por su amor redentor, nuestro deseo de pastorear a otros transforma todos nuestros sacrificios en una gran bondad y enorme gloria aquí en la tierra.

Reflexiones de las Buenas Nuevas
Martes de la 30ma. Semana del Tiempo Ordinario
Octubre 29, 2013   
 
Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html,
© 2013 por Terry A. Modica
 
I

Año de la Fe

11 Octubre 2012 - 24 Noviembre 2013


El Año de la Fe, proclamado por el Papa Benedicto XVI, comenzará el 11 de octubre de 2012, en el 50 aniversario de la inauguración del Concilio Vaticano II y concluirá el 24 de noviembre de 2013, en la Solemnidad de Cristo Rey del Universo.
Al anunciar el Año de la Fe, el Papa dijo que este tiempo busca "dar un renovado impulso a la misión de toda la Iglesia, para conducir a los hombres lejos del desierto en el cual muy a menudo se encuentran en sus vidas a la amistad con Cristo que nos da su vida plenamente". Benedicto XVI convocó al Año de la Fe con la Carta apostólica Porta fidei del 11 de octubre de 2011
 
Lecturas de hoy: 
Romanos 8:18-25 
Salmo 126:1b-6 
Lucas 13:18-21