Todas las cosas están trabajando "para mi bien"



Cuando caminas: al trabajo, a la iglesia, al supermercado -en la calle, o adonde sea que tus pies te lleven-, ¿qué miras usualmente? ¿Estás mirando tus pies? ¿Y el suelo por el que caminas? O ¿tu cabeza está levantada? ¿Estás mirando qué tan lindas son las nubes y apreciando la manera en que las ramas de los árboles se entremezclaban y elevan sus hojas hacia el cielo?

Sigue caminando. Cuando hay una multitud bloqueando tu camino, ¿buscas la ruta más fácil para rodearlos y pasar a través de ellos? O ¿miras esas personas con admiración por la obra de Dios y recuerdas que Él los ama a todos?

Dirigir nuestra vista hacia arriba es un ejercicio espiritual. Ayuda a entender y vivir la verdad de lo que dice la primera lectura de hoy. Como San Pablo resalta, en vez de enfocarnos en nuestras debilidades, en vez de ver cómo nuestras oraciones no son respondidas, en vez de prestar atención a nuestra incapacidad e impotencia cuando rezamos por grandes necesidades, deberíamos recordar el amor y el poder del Espíritu Santo. El Espíritu de Dios se asocia con nosotros, nos dirige, y reza con nosotros. En cualquier necesidad, cualquier cosa que nos falta o que aún no ha llegado, el Espíritu de Dios en nosotros puede llenar los vacíos y proporcionar paz.

¡Mira eso! ¡Mira la bondad de Dios! ¡Mantén tus ojos en Jesús!
No importa que tan mala haya sido una prueba, no importa que tan destructiva parezca, si se la damos a Jesús, Él la redime. Redención significa que algo malo o sin valor es convertido en algo bueno.

Jesús siempre usa todo para el bien de quienes lo aman. Podemos beneficiarnos incluso del peor de los sufrimientos. El beneficio puede ser una fuerza interna mayor, o más compasión, o bendiciones y gracias especiales. No hay maldad que Dios no pueda o no vaya a vencer redimiéndolo en algo útil para su reino.

No hay persecución sin victoria si la entregamos a Jesús.

Por supuesto, pedirle a Dios que redima una mala situación no es suficiente. Tenemos que mantener nuestros ojos en Jesús, mirando hacia arriba para ver lo bueno que Él saca de lo malo. Tenemos que recibir lo que el Padre nos da en vez de alejarnos y hacer pucheros, "¡pero eso no es lo que yo quiero! ¿Por qué Tú no me das lo que yo he estado pidiendo en oración? ¿Por qué Tú no lo haces a mi manera?"

Cuando tenemos dificultad para ver lo bueno que Dios está haciendo en una mala situación, podemos rezar lo que el salmista hizo en el Salmo responsorial hoy: "Dale luz a mis ojos... deja que mi corazón se alegre en Tu salvación; déjame cantar que el Señor ha sido bueno conmigo."

Experimentamos gozo en medio de los sufrimientos cuando dejamos de mirar la suciedad en el piso debajo de nosotros y miramos hacia arriba para observar la belleza y las bendiciones que Dios ha colocado alrededor nuestro. Esto es cuando verdaderamente proclamamos: "¡Toda mi esperanza, oh Señor, está en Tu amorosa bendición!"

Reflexiones de las Buenas Nuevas
Miércoles de la 30 Semana del Tiempo Ordinario
Octubre 30, 2013

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. USA. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html,

© 2013
por Terry A. Modica
REFLEXIONES PARA EL ALMA

Las Bendiciones
"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" 
(1 Pe 3,9).

Bendíganse en todo momento...
Al despedirse, al acostarse, al saludarse...
Vale la pena recuperar la bendición en la familia. "Que Dios te bendiga, hija. Que Dios te bendiga, hijo", Que Dios te bendiga mi nieta querida, Que Dios te bendiga Yerno, y mi Esposo adorado, que Dios te bendiga.     
Juntos, como familia, celebrar los dones que Dios nos da cada día. Bendecir los alimentos, bendecir la casa, bendecir el trabajo, es rogar juntos para que, todo lo bueno que Él nos da, nos fortalezca y nos haga vivir como hijos e hijas suyos. 
   "Dijo el Señor a Abram: Yo haré de ti una nación grande y te bendeciré. A Saray, tu mujer, yo la bendeciré y de ella suscitaré naciones" (Cfr. Gén 12,1-2; 17,15-16)
Lecturas del Día:  
Romanos 8:26-30
Salmo 13:4-6
Lucas 13:22-30