En la primera lectura de hoy, San Pablo nos asegura que, en realidad, no son los problemas los que nos están estresando. Es nuestra victoria sobre los problemas: "vencemos abrumadoramente a través de Aquel que nos amó."
Mientras estamos en medio de las pruebas, es difícil sentir la cercanía de Dios y ver su plan de acción y entender por qué Él está permitiendo que suframos. Nos perdemos de ver esta verdad porque estamos enfocados en quién está causando el problema y qué está pasando en el mundo visible.
¡Necesitamos enfocarnos de nuevo en Jesús! Ya que Él nos amó tanto que sacrificó su vida por nosotros, tenemos prueba de que su amor es tan fuerte que siempre nos acogerá. Jesús siempre nos cuidará, haciendo lo mejor para nosotros, al igual que por todos aquellos que están involucrados en la misma situación (Él ama a los que causan problemas tanto como te ama a ti.)
Cuando parece que Dios nos ha abandonado o ignorado nuestras necesidades o nuestras peticiones, es cuando más debemos poner nuestros ojos nuevamente en Jesús y mirar bien quién es realmente Dios y cómo es realmente su personalidad. Dios es amor, y es imposible para el amor dejar de amar.
Sea lo que sea que nos está haciendo sentir angustiados o estresados, cualquier cosa que nos está preocupando, gracias a nuestra relación con Dios no es tan malo como parece. El mal nunca tendrá éxito. Ningún problema puede interponerse entre nosotros y nuestro Señor. El amor de Dios no fallará en intervenir y protegernos y guiarnos a las mejores soluciones. Aunque parezca que esto está tomando "mucho tiempo", Él nos está ayudando.
Ciertamente podemos fallar en recibir su ayuda y tomar decisiones que nos llevarán a problemas mayores, y permitimos que otros controlen nuestros estados de ánimo si dependemos de ellos para nuestra felicidad, pero el amor de Dios nunca deja de pastorearnos, nunca deja de proporcionarnos todo lo que necesitamos, nunca cesa de ser la razón de nuestro gozo.
La única cosa que es imposible para el amor es dejar de amarnos. De la única manera que el enemigo puede vencer este amor es hacernos creer - de todo corazón - que tal amor infinito no es realmente lo que queremos. Y así es como las personas terminan en el infierno.
El mal crea una falsa ilusión de que él va a ganar contra del poder de Dios. El mal tiene victorias temporales cuando quitamos los ojos de Jesús y dejamos que la fuente de nuestros problemas controle nuestra fe. (Así, nos convertimos en nuestros peores enemigos). No obstante, aún antes que nuestra fe elija confiar en Dios, el amor de Dios nos está cubriendo, rodeándonos, buscando un camino en nuestros corazones de modo que nos pueda llenar, siempre haciéndose Él mismo disponible.
El amor de Dios aplasta todas las estrategias del mal y todas las posibilidades de un posible desastre. Nuestra confianza en este amor aplasta nuestras emociones negativas y produce un gozo perecedero. ¡Elige confiar!
Reflexiones de las Buenas Nuevas
Jueves de la 30ma. Semana del Tiempo Ordinario
Octubre 31, 2013
Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Módica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. USA. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2013. Para obtener permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor
© 2013 por Terry A. Módica