La depresión a veces se presenta en nuestras vidas. Puede llegar a ser severa, o ser sólo algo leve.
Yo pasé por una depresión que me postró durante muchos años y de la cual, sólo Jesús pudo sacarme.
Eso lo recordé hoy vívamente al leer la lectura de Macabeos. Hace muchos años emigramos mi familia y yo hacia otro lugar, buscando una solución a los problemas financieros. Sin embargo, no deseábamos quedarnos en dicho lugar, siempre pensamos regresar a nuestra tierra. Al igual que el rey del cual habla la lectura de Macabeos, tuvimos una casa y tuvimos un negocito que perdimos por nuestra mala administración.
De alguna manera, nuestro deseo era como el del rey Antioco: buscar en un lugar con mayores posibilidades, juntar y regresarnos para rehacer lo perdido.
No pudimos hacerlo, gracias a Dios. Y digo gracias a Dios porque no se puede estar en un lugar en el cual no se cree, con el cual no se está de acuerdo ni en la manera de gobernarlo, ni en la forma de vida.
Pero en ése buscar saquear lo que otro tiene, como bien dice la lectura de hoy, me llevó a una depresión, pues dejamos un lugar en donde no había mucho dinero, pero teníamos todo lo demás cerca.
El Salmo habla de un corazón agradecido que alaba a Dios, porque lo ha rescatado, haciendo huir a sus enemigos. Yo también caí postrada ante Dios porque El solucionó los problemas financieros de mi familia, porque recobramos todo lo perdido, pero sobre todo, porque ha librado a mi familia de muchas adversidades como las que hemos padecido por éstos lugares.
La lectura del Evangelio de hoy, nos habla de unos que pusieron un ejemplo inventado, de una mujer que vivió con varios hermanos y le preguntan que a cual de ellos pertenecerá al llegar la resurrección, en un intento por burlarse de Cristo.
Mi familia podría ser ésa mujer, pero no inventada, sino real. Vivimos en varios lugares antes de llegar aquí. Mi corazón no puede ser de un sitio o de otro, de una familia o de otra, porque en cada lugar, en cada familia he dejado algo valioso. De tal manera que cuando vino una "resurrección" en mi vida, un resurgir de nuevo a la vida después de la depresión tan severa, me siento más católica que nunca, en el sentido de universalidad que es el significado de católico.
La Iglesia no tiene una nacionalidad, sino es universal porque abarca las distintas regiones, razas,idiomas,colores de piel que hay en el mundo.
Esta depresión vino a acercarme a Dios como nunca antes lo había estado,vino a abrirme los ojos ante las maravillas que Dios ha hecho siempre en mi vida y de las cuales no me había dado cuenta por tenerlos llenos de otras cosas que aparentemente me brindaban placer, pero que sólo llenaron mi vida, mi mente y mi corazón de herrumbre.
Como en el salmo de hoy, también digo:
Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
proclamando todas tus maravillas;
me alegro y exulto contigo
y toco en honor de tu nombre, oh Altísimo.
R- Gozaré, Señor, de tu salvación
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