Hagamos la diferencia




¿Qué clase de reputación tienes? ¿Alguna vez has sentido la necesidad de defenderla? Si tu estilo de vida cristiana es tan obvio que tu ejemplo desafía a otros a cambiar, aquellos que no quieren cambiar, están tratando de "ponerte en tu sitio", menospreciándote para dejar de sentir el desafío.

Esa fue la razón de Herodes para cortarle la cabeza a Juan el Bautista en la lectura del Evangelio de hoy. ¡Qué honor estar en el ranking de sus gustos: condenados por nuestra santidad!

En la primera lectura de hoy, escuchamos una aclamación póstuma de la reputación del Rey David. ¿Qué dirá la gente de ti cuando estés muerto? En tu funeral, ¿compartirán historias sobre la diferencia que hiciste en este mundo? ¿Cuánta gente irá, no porque sean familiares que deban estar ahí, sino porque los tocaste con el amor de Jesús?

Más allá de lo que hayas hecho mal, más allá de cómo hayas fallado, más allá de aquello que te arrepientes, si has crecido a partir de eso y si otros han encontrado a Jesús cuando te encontraron a ti, tu fe y tu amor es lo que recordarán.

¿Cuántas otras almas conocerán a Jesús mejor, gracias al impacto de lo que tú has hecho? No hay forma de saber esto hasta que tú mueras. Espero la fiesta que Jesús hará en el gran banquete de mi llegada a Casa; diré: "¿Muy bien, quién de ustedes está aquí por algo que yo hice? Párense en línea y preséntense a mí. ¡Quiero conocerlos!" ¡Qué fiesta alegre será!

Cualquier gesto amoroso que tenemos hacia otros es el toque de Jesús. Diariamente, tenemos muchos encuentros que pueden, potencialmente, cambiar vidas. No te desanimes por la invisibilidad de algunos de estos cambios. No te equivoques por la falta de evidencia. Nunca asumas que algunos de tus gestos amorosos son demasiado pequeños para hacer una diferencia. Aún una sonrisa puede dar a Jesús a los demás. Una palabra amable a alguien frustrado, una mano de ayuda a alguien cansado, una palmada en la espalda a alguien que se siente caído - estas pueden hacer una diferencia que podrían afectar sus almas eternas.

Ora esto conmigo: Señor Jesús, ayúdame a darte a Ti a todos los que encuentre. Espíritu Santo, ayúdame a ver cada oportunidad que llega a mi camino. 

Amado Padre, ayúdame a disminuirme yo para que la presencia de Tu Hijo dentro de mí crezca. 
Quiero hacer una diferencia eterna en las vidas de otras personas. Verdaderamente, amén.

¡Te veo en la fiesta en el cielo!


Reflexiones de las Buenas Nuevas
Viernes de la Cuarta Semana del Tiempo Ordinario
Febrero 7, 2014
  
Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. USA. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html,  registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2013. Para obtener permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor
© 2014  por Terry A. Módica 
 
Lecturas de hoy:
Si 47, 2-11
Salmo 18, 31.47.50.51
Marcos 6, 14-29
LAS BENDICIONES

"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).
Bendíganse en todo momento,
al despedirse, al acostarse, al saludarse...
Vale la pena recuperar la bendición en la familia. "Que Dios te bendiga, hija. Que Dios te bendiga, hijo", Que Dios te bendiga mi nieta querida, Que Dios te  bendiga Yerno, y mi Esposo adorado, que Dios te bendiga.     Juntos, como familia, celebrar los dones que Dios nos da cada día. Bendecir los alimentos, bendecir la casa, bendecir el trabajo, es rogar juntos para que, todo lo bueno que Él nos da, nos fortalezca y nos haga vivir como hijos e hijas suyos.     


No pretendo cambiar el mundo, pero en el pedacito que me toco vivir, quiero hacer la diferencia