No imites a nadie



Reflexiones de las Buenas Nuevas
Domingo de la Quinta Semana del Tiempo Ordinario
Febrero 9, 2014


La carta de San Pablo a los corintios que hoy leemos en el Evangelio, nos habla de la manera en que él se presentó a ése pueblo, no con sabiduría y elocuencia, sino débil y temeroso sostenido por la fuerza del Espíritu santo.
Los corintios eran un pueblos pagano antes de su evangelización, que tenían esclavizados a los judios; eran adoradores de Venus y por lo tanto, pracicantes de sodomía, prostitución, etc.

El salmo nos habla de la luz del justo que se hace presente en la compasión, clemencia, ayuda, respeto hacia los demás. En el cuidado de los enfermos, en alimentar al hambriento y saciar al sediento.

Cristo dice a sus discípulos que sean sal que dé sabor, luz que ilumine a los demás.

Vemos en San Pablo, el claro ejemplo de todos aquellos que han atacado a la Iglesia de Cristo. Quienes, al conocerlo como hizo San Pablo, han temido primero y después llegado a a amarlo tanto, que se han puesto en marcha aún sabiendo los peligros a los que se aventuraban hacia lugares poco propicios, porque ellos mismos habían sido parte de ése mundo.

San Pablo recibió en su corazón la misión de Jesús y aún temeroso, se dirigió hacia allá. Con mucha más razón, debemos hacerlo todos aquellos que hemos nacido y crecido en la fé, que hemos recibido el Bautizo como Gracia de Dios. Estamos llamados a ser luz que alumbre con sus buenas obras y sal que alegre las comidas de los otros, que alegre las vidas de los demás.

Estamos llamados a ser lámparas que reflejen a Cristo, que no brillen por luz propia sino que dejemos que la luz de Cristo salga de donde la hemos tenido esclavizada, a iluminar al mundo.
Todos los que hemos sido bautizados, hemos recibido ésa luz que no es nuestra, que es de Cristo Jesús y es nuestro deber y salvación darla a conocer a los demás de una manera alegre.

Esto puede no ser fácil para todos, por lo menos a mí me cuesta hacerlo, pero si lo pido al mismo Cristo, entonces El lo puede hacer. El puede cambiar mi manera de ser, el puede modificar mi vida, transformarme en lo que él desea que yo sea.

Pidamos entonces al Espíritu santo nos guíe para ser lámparas alegres que iluminen en la tristeza y oscuridad.
Hasta en la noche más oscura, la luz de Dios resplandece.

Reflexión de Laura Aguilar para Puntadas católicas





Las Bendiciones
"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).
Bendíganse en todo momento...
Al despedirse, al acostarse, al saludarse...

Vale la pena recuperar la bendición en la familia. "Que Dios te bendiga, hija. Que Dios te bendiga, hijo", Que Dios te bendiga mi nieta querida, Que Dios te bendiga Yerno, Nuera y mi Espos@ adorad@, que Dios te bendiga.     
Juntos, como familia, celebrar los dones que Dios nos da cada día. Bendecir los alimentos, bendecir la casa, bendecir el trabajo, es rogar juntos para que, todo lo bueno que Él nos da, nos fortalezca y nos haga vivir como hijos e hijas suyos.   
"Dijo el Señor a Abram: Yo haré de ti una nación grande y te bendeciré. A Saray, tu mujer, yo la bendeciré y de ella suscitaré naciones" (Cfr. Gén 12,1-2; 17,15-16)

Lecturas del Día:  
Isaías (58,7-10)
Sal 111,4-5.6-7.8a.9
san Pablo a los Corintios (2,1-5)