El día de ayer ví una película sobre las condiciones climáticas, que crean un gran caos en el mundo, congelando la mitad de él y dejando la parte baja sin cambio. Un poco surrealista, en verdad.
Me sorprende siempre en todas las películas el que las personas que toman decisiones que afectan a todo el mundo, son seres humanos, con familias, con necesidades. Sufren, comen, caminan como todos. Los presidentes, los líderes son seres humanos.
Esto parece olvidársenos siempre. El Papa dijo recientemente que es ofensivo el que lo pinten como Superman. Porque es un ser humano en camino espiritual hacia Dios.
En la película que cito al principio, un padre de familia desafia al clima; desafia todo para llegar a su hijo que está en la zona más afectada. Poco antes de que se perdiera comunicación, el padre le promete ir por él, le dice que lo espere en donde está. La madre se queda realizando su labor como doctora, a pesar de ver partir a su esposo hacia la muerte prácticamente y sabiendo que su hijo está en donde muchos están muriendo. Encomienda a sus seres amados a Dios y se queda a ayudar a tantos heridos y necesitados.
El hijo decide quedarse como su padre le ha indicado, trata de detener a otras personas que buscan huir, pero no lo consigue. El y unos pocos, esperan y hacen lo que su padre le ha dicho. CONFIAN y OBEDECEN.
Moisés en la primera lectura, nos dice que nosotros podemos elegir entre la vida y la muerte. La vida es el bien y el obedecer a Dios. La muerte es hacer caso a nuestros instintos, al mundo que nos trata de convencer de lo contrario.
Los que salieron huyendo, murieron en la película. Cristo en el Evangelio de hoy nos dice: El que me siga, que se niegue a sí mismo y tome su cruz y venga conmigo" El que trate de conservar su vida, la perderá: El que la pierda por mi causa, la salvara"
Esto de negarse a sí mismo, es decirle "no" a nuestros instintos de correr y huir, es decirle "no" a nuestro propio cuerpo cuando nos pide satisfacer un deseo que puede ser incluso autodestructivo.
Esto de negarse a sí mismo, es decirle "no" a nuestros apegos emocionales hacia nuestros seres queridos, que pueden incluso dañarlos y dañarnos.
¿Cómo podemos decir que amamos a Cristo y no dejamos a nuestros hijos tomar su camino aunque ése camino nos sea doloroso?
¿Cómo podemos dar testimonio ante los demás, si no tenemos respeto hacia los que amamos, menos hacia los que ni siquiera conocemos en su libre albedrío?
El chico de la película pudo haber seguido a los demás, al ver que el hielo avanzaba, que no tenían recursos y que eran muy pocos los que se quedaron. Pero DECIDIO permanecer, obedeciendo a su padre y no a sus instintos.
Ayer nos decía la primera lectura que Dios nos quiere de vuelta, pero por nuestra propia voluntad, sin que nos obligue a hacerlo
. Dios respeta nuestra decisión, nos pide elegir la vida. Nos demuestra su amor en todo momento, pero nos deja elegir. Eso es el respeto divino, un amor sin imposiciones, un amor que se entrega todo.
El padre de la película desafió todo por salvar a su hijo, contra lo que el mundo le decía.
El hijo se quedó esperando tal y como se le había dicho.
La madre a pesar de su angustia, siguió realizando su labor y entregándose a los demás, negando su propio dolor para aliviar el dolor ajeno.
Muchas veces nos vemos en una situación parecida y venciendo nuestro propio temor, nuestro propio deseo de autocomplacencia, nuestros propios amores, seguimos sirviendo al Señor porque sabemos que El está y estará siempre con nosotros, no importa que parezca que el mundo quiere devorarnos.
Salmo responsorial Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6 (R/.: Sal 39, 5a)
R. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos; sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche.
Será como un árbol plantado al borde de la acequia: da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene buen fin.
No así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento. Porque el Señor protege
el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal.
Versículo antes del evangelio Mt 4, 17
Convertíos —dice el Señor—, porque está cerca el reino de los cielos.
Reflexiones de las Buenas Nuevas
Jueves después del Miércoles de Ceniza
Marzo 6, 2014