Hoy es Viernes de Cuaresma. La Iglesia acostumbra pedir abstinencia de carne. ¿Porqué de carne y no de otro alimento? Yo recuerdo al sacerdote que en mi infancia nos enseñaba. El decía que el abstenerse de carne en éstas fechas era siguiendo las palabras de Jesús al darnos el pan y el vino como un signo de su carne y su sangre. Y hacerlo como un signo de penitencia ante su sacrificio. En el Evangelio de hoy, Jesús nos dice que llegará un día en que el novio no esté con nosotros. Y entonces ayunaremos. Hoy es ése día. Por 3 días, el mundo estuvo sin luz, sin la luz de Cristo. De hecho, todos los viernes se abstenía el pueblo fiel, de carne en recuerdo perpetuo de ése sacrificio. En la actualidad, la Iglesia ha ido relajando algunas costumbres antiguas para no dar tanta importancia al hecho en sí del ayuno, sino para involucrar a los fieles en el sentido de auxiliar al otro en lugar de abstención de alguna satisfacción. Lo ideal sería abstenerse de un bien o de algún alimento como penitencia y purificación y auxiliar a otro en sus necesidades como reparación de las faltas cometidas. Oración, misericordia y ayuno. En la lectura de Isaías, se nos dice que el ayuno que Dios quiere es "Abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos, romper todos los cepos, partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que ves desnudo y no cerrarte a tu propia carne." Es decir, ocuparnos de los demás y no sólo de nosotros mismos, desobedeciendo a los deseos que nuestra naturaleza nos pide como son la autocomplacencia, la permisividad de nuestros defectos que nos hacen encerrarnos en nosotros mismos, cayendo en el egoísmo y egocentrismo. La misericordia es por supuesto, una actitud que debe ser parte de nosotros mismos en todo tiempo. Es conveniente el tener una época durante el año para recordar la Pasión y muerte de Jesús, la cual no se llevó a cabo sólo el Viernes Santo, sino que empezó desde antes de su nacimiento cuando fué anunciada su venida, continuó con su nacimiento, su vida, su ministerio y su muerte. El año litúrgico nos ayuda a vivir la vida de Jesús siguiendo sus pasos, para hacernos lo más parecidos a El, tal como lo pidió cuando dijo: "Sed mansos y humildes como yo" El camino del desierto que Cristo realizó antes de empezar su Ministerio, fueron 40 días de alejamiento en el desierto, en los cuales fué tentado. Fué un periodo de purificación, de oración para asemejarse lo más posible a su Padre. Y éso es precisamente lo que conmemoramos en la Cuaresma. Que nuestra Cuaresma sea un reflejo de Cristo, que sea El quien nos sostenga para poder conformarnos a El.
Sal 50,3-4.5-6a.18-19
R/. Un corazón quebrantado y humillado,
tú, Dios mío, no lo desprecias
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias
Reflexiones de las Buenas Nuevas
Viernes después del Miércoles de Ceniza Marzo 7, 2014
Esta reflexión fue realizada por Laura Aguilar para Puntadas católivas
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Lecturas de hoy:
Isaías 58, 1-9 Sal 51, 3-6.18-19 Mateo 9, 14-15 |
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