Ejercita tu memoria

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Mi buen y amado Jesús, vengo ante Ti con un corazón que clama tu presencia, necesito de Ti y por eso te alabo con todo mi corazón, para que hoy Tú vivas y reines en mí.

Hoy estoy dispuesto a hacer una opción clara por Ti, sin buscarte sólo cuando tenga alguna necesidad, sino en todas las situaciones de mi vida, en las difíciles y en las que me llenan de alegría.

Entiendo que eres la fuente de mi vida, solo Tú me llenas con tu amor y no me abandonas en ningún momento.

Ven a sanar mi corazón de los sentimientos que me mantienen atado al pasado y no me dejan ser feliz, para ser libre y vivir una relación personal, sólida y estable contigo.

Te entrego mi corazón con toda la pasión de que soy capaz de darte, porque necesito estar cerca de Ti para encontrarle sentido a las situaciones que experimento y a veces me hacen dudar.
Amén.

 (Píldoras de Fe)



Toda persona es importante, y merece tu respeto y el mío. Alguien escribió que el sonido más dulce y querido para cualquiera de nosotros es el propio nombre y apellido. Ahí tienes un camino para llegar al corazón de los demás. Pon atención en recordar los nombres. Es cuestión de ejercicio y de interés humano.
1. - Doctor, doctor, he perdido la memoria.
- ¿Y eso desde cuándo?
- ¿Desde cuándo qué?
2. Resumiendo la clase de historia, la maestra pregunta:
- Jaimito, ¿por qué es famoso Colón?
- Por su memoria. Responde con gran aplomo.
- ¿Por su memoria? Pregunta extrañada y seria la docente.
- Sí, porque en su monumento está escrito: «A la memoria de Colón».
Había un señor que en las fiestas recibía a los invitados y les preguntaba su nombre. Al final del banquete repetía nombre y apellido de los cien o más invitados. Un aplauso interminable ovacionaba a este prodigio de retentiva, Harry Lorrayne, autor de “Cómo desarrollar una supermemoria”.

Algo puedes hacer para mejorar tu memoria. Vale la pena intentarlo.

* Enviado por el P. Natalio