Oración del educador



Recuerda que un hijo (como también un alumno) es un regalo de Dios. La más rica de las bendiciones.
No trates de amoldarlo a imagen tuya o de un vecino. Cada niño es individual, y tiene que permitírsele ser él mismo.
No aplastes el espíritu de tu hijo o alumno cuando falla, y nunca lo compares con otros que lo hayan sobrepasado.

Señor Jesús, tú que eres el único y verdadero maestro, concédeme la gracia de ser, a ejemplo tuyo, maestro/a, para mis alumnos.
Haz que yo sea modelo de: amor, confianza y comprensión.
Haz que yo sepa, con mi vida, educarlos en la libertad y con mi sabiduría capacitarlos para un auténtico compromiso hacia los demás.
Haz que yo sea capaz de hablarles de ti y de enseñarles cómo hablar contigo.
Haz que ellos se den cuenta que son amados y que yo sólo busco su verdadero bien.
Haz que mi amistad contigo sea fuente de mi amistad con ellos.
Jesús Maestro, gracias por haberme llamado a tu misma misión.

Enséñale a tus alumnos (o bien a tu hijo) que hay dignidad en el trabajo duro.
Aunque se desempeñe con unas manos callosas paleando carbón, o unos dedos hábiles manipulando instrumentos quirúrgicos.
Déjale saber que una vida útil es bendecida, y una vida fácil y en busca de placeres, es vacía e insignificante.
El Maestro Divino te inspire y asista.

* Enviado por el P. Natalio



Hay una expresión del poeta mexicano Amado Nervo (1870-1919) que dice: "Nunca pidas nada que nunca hayas dado".

La frase se explica por sí sola:

Pedimos comprensión, cuando nosotros mismos no comprendemos a los demás.
Pedimos ayuda y nunca ayudamos a los demás.
Pedimos paz, cuando somos promotores de la guerra.
Pedimos amor y no somos capaces de amar

Ya lo expresa de manera maravillosa San Francisco de Asís en su oración por la paz: “Porque dando es como se recibe; olvidando, como se encuentra; perdonando, como se es perdonado; muriendo, como se resucita a la vida eterna”.

La conclusión es muy sencilla:
Es necesario que tomemos la iniciativa, que prediquemos con el ejemplo y que tratemos a los demás con la dedicación y la atención con que nos gustaría ser tratados.