Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús

«La devoción al Sagrado Corazón de Jesús es una forma de religiosidad por excelencia.
Esta devoción, que recomendamos a todos, beneficiará a todos.
En el Sagrado Corazón está el símbolo y la imagen expresa del Amor Infinito de Jesucristo,
 que nos lleva a devolverle ese Amor» 
(PAPA LEÓN XIII)



Todo lo que hizo Jesús nos conmueve, nos atrae y es objeto de admiración:
- Sus pies nos recuerdan los caminos emprendidos para encontrarse con el hombre
- Sus ojos, entre otras cosas, nos seducen cuando nos miran con amor y hasta con persuasión: “sígueme”
- Sus lágrimas nos recuerdan nuestras traiciones, negaciones y deserciones
- Sus manos, nos traen instantes de bendición y de entrega, montes de cruz y de pasión, lagos y llanuras de pan multiplicado y de fraternidad.

Pero ¿y su corazón? Su corazón es mucho más. Su corazón nos dice muchísimo más. Es la imagen más divina, la más certera y límpida, de lo que Jesús fue y pretendió: amor que se partía, amor que obedecía, amor que se humillaba, amor dado hasta la saciedad.

La festividad del Corazón de Jesús nos lleva inmediatamente al encuentro con Dios. La sístole y la diástole de Jesucristo fue el cumplir la voluntad de Dios y hacerla visible a los hombres. Y, por ello mismo, entrar en el Corazón de Jesús es adentrarse en el Misterio de la Trinidad; es ponerse en las manos de Dios; es saber que, Dios, habita y actúa en Cristo.

El Corazón de Jesús es el corazón de Dios que ama. El Corazón de Jesús es un camino que nos lleva al encuentro con el Padre. El Corazón de Jesús nos empuja a amar con locura a Aquel que tanto Él amó: Dios.

¿Seremos capaces de ver el secreto de la vida del Corazón de Jesús? ¿No nos estaremos quedando en el simple concepto de “corazón” cuando, el de Jesús esconde, lleva y nos atrae con una fuerza poderosa y penetrada por el Misterio?

¿Seremos valientes de meternos de lleno en el Corazón de Jesús y saber cómo son sus sentimientos para intentar que los nuestros vayan al mismo compás que los suyos?

Decir “Corazón de Jesús en Ti confío” es saber que, Jesús, nos lleva hacia el Padre. Es comprender que sus miradas, afectos, deseos, pasión y vida, estuvieron totalmente capitalizadas y orientadas desde Dios.

Decir “Corazón de Jesús en Ti confío” es aproximarse a una fuente de la que brota algo, tan esencial como escaso en nuestro mundo y en las personas: amor desbordante. ¿De dónde viene? De Dios ¿Por qué brota? ¡Por amor! ¿Para quién? ¡Para el hombre!

Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. El viejo adagio “amor con amor se paga” cobra actualidad en este día. Contribuyamos con amor, el inmenso amor que el Corazón de Cristo nos entrega. Y, a la vez, le pidamos que nuestro latir sea el suyo, que nuestro vivir sea el suyo, que nuestro querer y voluntad sean las suyas. No podemos decir “Corazón de Jesús en Ti confío” y, a continuación, perder la paciencia cuando no hay proporción entre esfuerzo y cosecha o entre oración y respuesta.

En cuántos momentos preguntamos a los niños: Tú, ¿a quién quieres parecerte? Hoy, también a nosotros, pequeños en definitiva también, el Señor nos pregunta: ¿Quieres tener los mismos sentimientos de mi corazón? ¿Quieres amar como yo amo? ¿Quieres tener y descubrir a Dios como yo lo he descubierto y quiero? ¿Quieres obedecer aunque te cueste? ¿Quieres entregarte con ganas o sin ellas? ¿Quieres perdonar aunque te parezca que pierdas? ¿Quieres… quieres… quieres? . ¿Es nuestro corazón de Jesús o de otros señores?
* Padre Javier Leoz


Ladrillo tras ladrillo

Aquí tienes una anécdota que ofrece una enseñanza muy importante para la vida: la constancia es fundamental porque da un toque de perfección a todos los talentos del hombre. Sin ella, nada vale ser un genio en el arte, en la ciencia, en la literatura o en los negocios. No se llega a ninguna meta. Queda uno vencido por el camino.

Los días más amargos de la vida de Tomás Carlyle empezaron aquella mañana cuando su amigo Juan Stuart Mill entró en su estudio diciendo: —No sé cómo decírtelo
Pero aquel manuscrito que me diste a leer… Pues, ¿sabes?... la sirvienta lo usó para encender la chimenea.

Carlyle relata que al principio experimentó sentimientos alternativos de ira y pesar, pero acabó por abatirse en un hondo desconsuelo.
—Hasta que un día —prosigue— asomándome a la ventana, vi a unos albañiles trabajando. Caí en la cuenta de que, igual que ellos iban poniendo ladrillo tras ladrillo, aún podía yo también añadir una palabra a otra, una frase a otra.

Con aquella reflexión, comenzó a escribir de nuevo “La Revolución Francesa”. Y el fruto de su perseverancia perdura aún en nuestros tiempos como una obra clásica en su género y como un monumento al valor que es capaz por sí solo de vencer la desesperanza.

Beethoven, eminente compositor, dijo que el genio se compone del dos por ciento de talento y del noventa y ocho por ciento de perseverante aplicación. 
La voluntad tenaz es la que produce el milagro de la constancia a toda prueba. 
Vale la pena entrenarla cada día, ¿verdad? 
(P. Natalio)

Oh Dios, que hiciste gloriosa a tantos santos por su notable caridad hacia los pobres; concede, por su intercesión y ejemplo, que tu caridad crezca continuamente en nuestros corazones.
Por Jesucristo, tu Hijo nuestro Señor, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. Amén