México en Francia

Por Laura Aguilar Ramírez

Hoy llegué cansada después de un día muy activo. Temprano me levanté, cansada del día anterior en que caminamos por la campiña francesa cercana a donde estamos.

Ayer fuimos a un hermoso lago lleno de árboles, la gente acostumbra hacer senderismo, trotar, andar en bicicleta o simplemente llevar un asador y sentarse a la orilla del lago. Hay un pequeño riachuelo que atravieza el bosque. Recordé mis días en el movimiento scout. Hace mucho tiempo no caminaba en un bosque. Recordé cuando niña íbamos a acampar, cómo aprendimos a vivir en la naturaleza sin nuestros padres, las fogatas nocturnas con cantos y juegos. Los momentos en que se preparaba la comida.

Cuando armábamos las tiendas de campaña, de ésas de lona. Cargábamos a la eslpada las mochilas con nuestra ropa, nuestra cobija o bolsa de dormir, llevábamos nuestro kit de plato, vaso y cubiertos todo en uno.
Las chicas mayores cargaban las tiendas porque eran pesadas. Las tiendas de campaña actuales son ligeras y se arman sólo con abrirlas. Antes se cargaban las espoletas para asegurarlas al piso de tierra, llevar el poste central de fierro, las cuerdas. Era un orgullo saber armar nuestros asientos, nuestras zapateras con palos que colectábamos del bosque y cuerdas que llevábamos.

Era bonito. Me ganaba el derecho a ir a ésas excursiones porque estaba en el internado y aún cuando el movimiento scout cobra una cuota, para nosotras era gratis. Así que las excursiones y paseos debían ganarse con estudio. Sólo íbamos las que obteníamos buenas notas en clase

Así era todo en el internado. Era sostenido por una asociación, pero lo extra, había que ganarlo.
Así que volver a caminar en el bosque fué bonito recuerdo, aunque cansado.
Hoy me levanté y después de desayunar, fuimos a los Juegos olímpicos. Bueno... lo más cerca que pudimos jeje.

En un parque llamado de las naciones, cercano a un muuuuuuuuuuy bonito museo llamado Museo de la Ciencia y la industria, se instalaron espacios dedicados a algunos países. Supongo que fué un honor el recibir la invitación a participar con un stand.

Como buena mexicana, había que visitar el espacio dedicado a mi país. Sólo porque soy muy animosa, no me puse a quejarme ahí mismo. Me sentí totalmente decepcionada. Es algo que me sucede mucho con las personas fuera de México. Ellas nos representan ante los demás y sinceramente, fué muy pobre el espacio. Esperaba música de mariachi, tal vez algunos bailes regionales o de perdis, la gente vestida de charro o china poblana aunque fuera en minifalda o al estilo de kairo con pantaloncitos cacheteros y brasiere con corcholatas doradas, pero de charro. No sé, algo más tradicional o más folklórico. Se escuchaba música de cantantes actuales o no sé qué.

Un triste indio vestido de danzante azteca con una maraca a la salida, para tomarse la foto. No sé, Esperaba tal vez los volcanes de escenario o de perdis, nopales. Pero no... un mapa hecho con una bandera lleno de flores de cempazuchitl, una ofrenda de día de muertos ( como si el día de muertos que se celebra sólo un día al año fuera lo más importante)

Lo único rescatable a mi parecer, fueron tres pinturas de una pintora que no conocía, quien muy al estilo de Diego Rivera por lo menos en el colorido, me recordó a mi patria.

Pinturas modernas, pero con la imaginación mexicana, el colorido mexicano, elementos tan mexicanos como la sandía, rostros mexicanos. En fin, me gustó bastante esa pincelada de color auténticamente mexicano. Por lo demás, hasta el que nos recibió era francés. Una gran vitrina llena de cervezas para recibirnos. Y dos o tres puestos de comida (carísima por cierto). En la parte de fuera, unas tumbonas, unas sillas como troncos. En fin, nada que ver con el folklore de mi país.

Después visitamos otros espacios a los que llamaron Casas como la de Colombia, la de Brasil más espaciosos, con sombra y obviamente con más gente. En el de Brasil había gente jugando voli de playa. Lo curioso es que eran franceses negros los que jugaban jeje y personas francesas quienes las atendían.

No todos los países fueron invitados a la celebración en el país que tiene como lema la Igualdad. O sea, que de igualdad, nada. Unicamente algunos y éso hace que me sintiera mucho más apenada. Eso no es México.

Pero bueno... por lo menos no sacaron las cuernos de chivo y adornaron con hojas de marihuana jeje 
 Me da pena que fuera de México se tenga ése concepto de nosotros. Pero me da coraje el desdén con que nos trataron. Es como los que hablan de algo que no conocen. Si no quieren que se les critique, que no inviten. Si invitaron para humillar, pues qué feo país.

No es la Francia que uno imagina. Y es que sólo basta ver las personas que viven actualmente en París para entender. Hay de todo, menos franceses. Sólo así se puede entender el feo desfile de modas que exhibieron en la inauguración y el espectáculo tan degradante de la famosa cena con Baco (En éso difiero de la parodia de la última cena) porque por mucho que pretendan enlodar lo sagrado, Cristo es mucho para que pueda ser representado y mucho menos, humillado. Eso habla sólo de la degradación de una cultura influenciada por inmigrantes llegados de lugares poco agraciados y menos educados, medio salvajes que hay en la actualidad.

Creo que fué en cierta forma, una muestra de su corazón. Así de deforme está. Asi que las cosas de quien vienen.

En un bello espacio dedicado a juegos infantiles, creí ver una ardillita como sucede en los parques mexicanos... Y no.. era una gran rata cruzando como en su casa.

Y después, al ir por el centro, se ven paredes, puertas y cortinas de comercios, llenos de grafitis. Es una pena que una ciudad tan bella esté pintarajeada como si fuera el Bronx

Terminamos el día yendo a comer tacos. Otra decepción. Esperaba comer tacos mexicanos en un restaurante que ofrece comida mexicana. Resulta que ni los adornos eran mexicanos, no había nada que indicara que era México. Y los tacos, aunque sabrosos, no tenían ni de lejos el auténtico sabor mexicano. Nos atendieron unos chicos españoles
El logo del lugar es una gorda vestida de española con huaraches y una trenza. De risa loca de verdad.
El café muy bueno, pero como se sirve en Francia, en tacitas de juguete.

De la Francia que uno espera no es nada. Los edificios son bonitos, divertidos. La arquitectura es muy buena, pero obviamente no la hicieron las personas residentes actuales.

Extrañe el ambiente olímpico de otras olimpiadas. Fué como recorrer stands de comida con nombres de países. Extrañé la gente celebrando en las calles, exceptuando en algunos restaurantes, no se oyen gritos ni se ven banderas, ni se ve gente bailando.

En fin. Nada como la olimpiada de México, llena de color, de ambiente, de gente y de palomas blancas volando en un cielo azul, azul. Sin tanta tecnología, sin mucho presupuesto, pero con mucho corazón.

Esperemos pues, las de Los Angeles.

Claro que en el aspecto deportivo, han caído varios records, los atletas han dado su mejor esfuerzo.
Un éxito en ése aspecto. El mundo se reúne alrededor del deporte en un ambiente de paz.

Cansada, pero satisfecha sería el epílogo de éste día.