Día lluvioso. El segundo seguido.
Desde hace 28 años vivo en una ciudad en la que la lluvia no tiene fecha ni temporada. Según la temporada de lluvias es en Diciembre, Enero y Febrero. Pero con el cambio climático actual, nos llueve como el ladrón que no tiene honor :) sin fecha y sin aviso.
Hasta un ciclón llegó por nuestro lugar hace unos meses. Nadie lo podíamos creer. En Agosto 2023 nos visitó el huracán Hilary, dejó destrozos a su paso. Gracias a Dios no tantos como se esperaba. Como cosa de milagro, se desvió al pasar por Ensenada, siguió su camino, llegó a Los Angeles.
Se tenía temor de los daños que pudiera causar, de que entrara más en la Península de Baja California, pero la respetó, a Dios gracias.
Bueno... continuo con la lluvia en Francia, más concretamente en un distrito cercano a Paris que es donde viven mi hijo y su familia.
Aquí si llueve en serio. Me hace recordar la época de lluvia en la CDMX donde nací, crecí y viví hasta los 36 años. Fué cambiando el clima. Recuerdo que cuando niña la primavera era primavera, el verano era verano, así como el otoño y el invierno eran otoño e invierno.
En el verano llovía, pero llovía bonito según yo. Era una delicia ver caer el agua, ver cómo se formaban ríos en las ventanas, saltar sobre los charcos que quedaban después de las lluvias, llevar un paraguas.
Mi mamá compraba cada temporada impermeables de plástico a los vendedores que se aparecían en todos lados: fuera de las tiendas, en las paradas de camiones (no había metro hasta mis 6 años y yo no lo conocí hasta los 9 en que construyeron la línea 2 que pasaba por la estación General Anaya antes de Taxqueña. Esa estación estaba cerca del rumbo donde mi familia paterna vivía y siguen viviendo algunos familiares desde finales del siglo XVIII.
A mí me gusta la lluvia. Viví hasta los 5 años en medios rurales, visitábamos muy seguido a una comadre de mi mamá que tenía un rancho. Cerca del rancho estaba el internado donde mi tía vivía. El fin de semana, sus padrinos iban por ella y la llevaban al rancho.
Mi hermana y yo, también estuvimos en ése internado. Yo sólo durante un poco tiempo, mi hermana en primero y segundo de primaria. Así que los fines de semana también los pasábamos en el rancho. Mi mamá iba a vernos una vez al mes, en que había que pagar la poca colegiatura que cobraban. Era un internado dirigido por madres religiosas, se cobraba poco porque éramos niñas de escasos recursos. Las religiosas iban al mercado donde gente generosa ayudaba al sostenimiento. Los compadres de mi mamá donaban frijol, maíz, fruta del rancho.
Me gustaba la vida en el rancho. Las vacaciones las pasábamos ahí. Mi mamá trabajaba en una casa como sirvienta, atendía a su amiga que estaba enferma de cáncer y a sus tres hijas, por lo que no podía hacerse cargo de nosotras.
Por problemas de mi vaso (que seguramente tenía un agujero, jajaja) me hacía del baño en las noches y las religiosas consideraron que no era conveniente que siguiera en el internado, así que viví con mi mamá en la casa de su amiga, me llevaba bien con sus hijas que me querían y consentían. Pero las vacaciones también me dejaba en el rancho.
Ahí fué donde aprendí a valorar la lluvia. Es una bendición de Dios, decía Don Lupe. La presa que él construyó para contar con agua, se llenaba, los campos reverdecían (y ellos vivían de ése verdor), se sembraba frijol, maíz, flores, tenía árboles frutales. Tenía ganado (vacas, borregos, chivos, gallinas, patos, guajolotes) Había un guaje o manantial donde crecían grandes platanares, papayos, melones, sandías. En ése manantial brotaba un ojo de agua, se tenían los lavaderos cubiertos por los árboles. Era bonito lavar la ropa en la frescura de ésos lavaderos y tenderla al rayo del sol. Se secaba más pronto de lo que tardaba uno en lavarla, jejeje. Nosotras como éramos niñas pequeñas lavábamos nuestros calcetines y calzones. Mejor dicho, nos mandaban a lavar para que no diéramos lata en la casa, ni correteáramos a las gallinas y patos que corrían nadamás de vernos. :)
Nos poníamos a jugar en el ojo de agua, nos bañábamos ahí como lo hacían muchos de los peones después del trabajo, jugábamos con los ajolotes que nacían y vivían en los canales que Don Lupe construyó para abastecer de agua los sembradíos, nos gustaba escuchar el croar de las ranas y sapos.
Por cierto, el ajolote es un animal exclusivamente mexicano. Y no, no es una rana ni un sapo como muchos creen. Es un anfibio que se parece más a una salamandra.
Y no, la rana no es la esposa del sapo como también muchos creen. La rana es uno y el sapo es otro, es decir hay ranas hembras y ranas macho.
Y hay sapos hembra y sapos macho
Eso me enseñó Don Lupe que era muy bueno en ésas cosas. Lo recuerdo con sus grandes carcajadas, su buen humor, sus brazos fuertes y velludos. Fuertes de tanto trabajar. Algún día hablaré de su historia porque si no, me salgo del tema: la lluvia.
Decía que la lluvia es muy benéfica. Si causa daño no es porque ella sea la culpable. Dijo Dios: "hágase el agua" y se hizo y dijo Dios: "es buena". Entonces Dios hizo las cosas buenas y para beneficio del hombre, si causa daños es por la poco prevención o poco trabajo del hombre.
Eso lo puedo asegurar, porque Don Lupe era un hombre trabajador y previsor. El agua de la lluvia era una bendición que él sabía aprovechar: nos bañábamos con regadera, se lavaban los trastes con agua que salía de un grifo. Eso que suena como algo normal, no lo era ahí. El construyó canales para llevar agua a los sembradíos y cuidaba que no se encharcaran con tierra o basura. El puso unos tinacos en su casa. Uno arriba y otro abajo que servía como cisterna, se conectaban con tubería que iba al baño y a la cocina. El trabajo era acarrear agua porque el pozo, manantial u ojo de agua estaba algo retirado de la casa. Ese trabajo lo hacían los peones, que llenaban cubos grandes y los acarreaban en una carreta.
Nosotras creíamos que con dos cubitos que llevábamos en los hombros, llenábamos el tinaco jajaja. Don Lupe nos enseñaba muchas cosas, nunca nos aburrimos en el rancho: nos encargábamos de recojer los huevos de los gallineros donde estaban las gallinas ponedoras, de alimentar a los chivos y borregos, de alimentar a las gallinas, patos y guajolotes. Claro..... sólo de vez en cuando, en vacaciones o los fines de semana. Había personas encargadas de ello: Don Gualo y su hijo Gualo, diminutivos de Guadalupe. También hablaré de ellos en otra ocasión.
Así aprendí que la lluvia es buena, aprendí a disfrutarla y a valorarla. Desde entonces, cuando llueve pienso en las vacas, en los animales, en los sembradíos y en las personas que se benefician de ella. Me gustaba mucho ver los zurcos, los cerros verdes que como dice Ramón López Velarde en su poema "Suave Patria", parecen tejidos. Tejido de punto tunecino: verdes de distintas tonalidades, cuadros de colores formados por las flores. La vida de campo es hermosa.
Por lo tanto, los días lluviosos me gustan. A muchas personas las ponen nostálgicas, muchas no los disfrutan porque estropean sus actividades. Por ejemplo, a mi esposo y a mí nos gusta salir a caminar porque es hermoso éste lugar con sus parques, sus bosques enmedio de la ciudad, sus edificios tan diversos. Y primeramente por salud.
Decía que se puede leer, escribir junto a una taza de té o café. Es también tiempo de tejer, de arreglar algunas cosas, de coser algunas otras. Es tiempo de quedarse en casa, de hacer aquello que aveces no se tiene tiempo. Porque en tiempo de sol se va de vacaciones. Por lo menos en éstos lugares en que las estaciones todavía son muy marcadas.
En la primavera, se disfruta del sol "tierno" es decir del que calienta, pero no quema. En el verano se tiene sol y la gente sale a las playas, al campo. En el otoño, llueve. En el invierno hace frío, pero frío en serio (la ocasión anterior que venimos, lo pudimos comprobar. Me gusta el invierno parisino)
Es otoño hoy, por lo tanto, es temporada de lluvia. Tal vez han visto las muchas imágenes de Paris bajo la lluvia, la gente con impermeables (no de plástico como los que mi mama nos compraba, jejeje sino elgantes impermeables de telas que no permiten pase el agua) o con chamarras repelentes al agua. Se ve gente con botas o botines (mi nieto usa botitas como las de Pepa Pig, jejeje), con paraguas (aunque cada vez menos desgraciadamente. Digo desgraciadamente porque son muy románticas ésas imágenes. Pero también muy poco prácticas :( Y la practicidad parece ser la meta de todos hoy día.
Mi hijo vive en el piso 9 de un edificio de 12. Me gusta asomarme a la ventana, ver la gente pasar a sus actividades, verlas através de los cristales llenos de gotas de lluvia. No me ha tocado escuchar truenos y ver relámpagos como en otras ocasiones. Pero tampoco me ha tocado ver el arcoiris como tantas veces lo disfruté en el rancho y en la CDMX en mis años infantiles :(
Lo que sí he disfrutado son puestas de sol increiblemente bellas. Desde ésta altura se pueden ver. Se ven unos bosques a lo lejos sobre unas cimas o montículos.
Paris no es montañoso, existen montecitos, por éso se puede distinguir la Torre Eiffel desde cualquier lugar, por ejemplo. La cima más alta es Montmartre. Donde por cierto, está construida la Basílica del Sagrado Corazón construida en 1897 a 192i. Construida al lado de una Iglesia del Siglo XII llamada Saint Piere de Montmartre.
Esa zona es muy bella, con muchas escaleras, con muchos restaurantes, con mucha vida. Ahí se encuentra el famoso "Moline rouge". Es un sitio donde la vida bohemia se da cita y se ha dado cita desde hace mucho tiempo, en189o y tantos fué el lugar preferido de Monet, Dalí, Picasso, van Gogh, Renoir y Degas. Está el cementerio de Montmartre donde está la residencia definitiva de varios artistas. Puedes ver algo de Montmartre en ésta página https://www.parisando.com/montmartre/ https://es.wikipedia.org/wiki/Montmartre
No puedes perderte Montmartre, subir al trenecito que recorre sus calles, al funicular, disfrutar de la vida bohemia en sus parques donde artistas te hacen una caricatura o un retrato a lápiz, donde te encuentras a cantantes callejeros que son su bella voz (como nos tocó en ésta ocasión escuchar a un joven muy guapo por cierto, entonar canciones que la gente acompañaba con palmas), o ver a un viejo músico con su guitarra entonar canciones sentado en una mesa junto a su mujer (supongo que era su mujer) que le hacía segunda.
Al ir caminando escuchas canciones, ves pasar mucha gente, estudiantes sobre todo por las calles estrechas, empinadas, empedradas, con sus placitas tan románticas, con sus restaurantes que no son caros.
No puedes dejar de darle la mano a un músico, artista o pintor de hierro, que parece salir de una pared, (puedes leer al respecto aquí https://www.sortiraparis.com/es/que-visitar-en-paris/historia-patrimonio/articles/171843-el-passe-muraille-en-la-plaza-marcel-ayme-de-paris#:~:text=El%20Passe%2DMuraille%20es%20una,que%20intenta%20escapar%20del%20muro. ni dejar de disfrutar las hermosas casas que hay en éste sitio. Sin duda, uno de mis preferidos barrios parisinos.
Hemos visitado Montmartre dos veces: en invierno y ahora en otoño. Se puede contemplar todo Paris desde ahí, dado que es la cima más alta. En ésta ocasión, me quedé orando en Sacre Cour. Es medio incómodo hacerlo con los ojos abiertos, porque como ya he comentado en otras ocasiones, las iglesias son consideradas edificios históricos, tienen horarios establecidos por el gobierto y la Iglesia ha tenido que hacer sus actos, misas y demás eventos sujeta a condiciones así. La vez anterior que venimos, no me senté a orar, hice lo que todos: admirar las imágenes, ver la hermosa arquitectura. Me fuí con el sentimiento que seguramente tiene un ladrón antes de que se endurezca su corazón tanto que ya no le importe robar. Me sentí como traidora a Jesús y a su Iglesia. Esta vez, no. Oré, lloré (como siempre que me quedo a sólas con el Santísimo) hasta que sentí que la paz volvía a mí.
Fuimos a comer a un lugar donde venden comida italiana, uno de los muchos restaurancitos que hay en el lugar. Pequeño y alargado, con dos fotos de BB Brigitte Bardot, artista de los 70´s Sólo al final ví un hermoso muralito en el techo donde 4 angelitos parecen asomarse y ver lo que hacemos.
Pedí milanesa (mi hijo dice que no hay otro lugar donde la sirvan) ... y me quedé con las ganas jajaja. Tampoco ahí me sirvieron :( Y es que parece ser que como en México le ponemos nombre a muchos alimentos que ni en el país que se nombra, conocen jejeje como las "gringas" o las "tortas cubanas" que en Cuba ni saben que existen. Cosa del folklore mexicano, pues la famosa milanesa ni es de Milán ni es italiana, sino fué hecha en Argentina como puedes leer aquí https://es.wikipedia.org/wiki/Milanesa_napolitana
Todos pidieron pizzas distintas y yo pedí caneloni de espinaca. Muy ricos, pero me quedé con las ganas de una milanesa. La carne por acá es muuuuy rica.
Después fuimos a comer glasse o sea, helado que le encanta a mi nieto en una heladería adornada muy bonito con distintas fotos de gente famosa tomando helado, cosa muy típica en los restaurantes franceses que se adornan con flores en las marquesinas y con carteles en las paredes.
En ésta ocasión me traje mi libro de Adoración nocturna para orar en la mañana y en la tarde. Porque aveces me es difícil oir la misa. En éstos días de lluvia, puedo hacerlo sin que nadie me esté presionando para salir, jejeje. Otra ventaja de un día de lluvia.
Me gusta jugar juegos cibernéticos (costumbre que tomé de mi hermana que era la que llevaba las novedades a la casa. Fué ella la que compró un juego llamado Atari, después un Family, posteriormente un XBox y nos iba donando los juegos que iba dejando)
Así que tanto mis hijos y yo, nos poníamos a jugar beisbol en el atari o en el family en días de lluvia en que no podían salir a jugar con sus amiguitos. Se me quedó la costumbre, jajaja. Y aún juego ahora en internet. Me gusta el juego de soltario social, el Candy crusch, el Farmville.
Hubo un tiempo en que fué un vicio. Ese es el riezgo de éste tipo de juegos como todos los juegos que si no se tiene un límite, pueden llegar a ser perjudiciales al convertirse en vicio. A mí se me convirtió en vicio en el tiempo de mi gran depresión. Llegué a pelearme con mis hijos porque no me dejaban entrar a sembrar en Farmville :( Estaba realmente mal en ése tiempo. Pobres de mis hijos y mi esposo que me soportaron. He hablado de ésa etapa de mi vida, aunque como borré varios blogs seguramente borré también éso. Debo volver a escribirlo.
En fin. Los días de lluvia son hermosos también. De uno de ellos, nació ésta reflexión.
Aunque aveces son días en que puedo perderme en recuerdos dolorosos, que dejo salir al ritmo de la lluvia. Pérdidas dolorosas que he tenido en mi vida y que tengo en la actualidad. Sin embargo, no permito que me atrape el ritmo de la lluvia porque puedo caer fácilmente en la depresión. Así que aquí dejo la reflexión y trataré de hacer alguna otra actividad que pueda realizar.
He estado limpiando la casa de mi hijo, no porque esté sucia. Sino porque es una costumbre que tengo y porque tanto mi hijo y su esposa trabajan y siento que es una forma de ayudarlos a descansar un poco al no tener que preocuparse de los trastes o de la ropa o de barrer o de limpiar los vidrios o de planchar. Por lo menos, mientras estamos mi esposo y yo por acá. Pero ya acabé de desmanchar lo que había manchado, de desengrasar lo que estaba grasoso, de limpiar vidrios y demás. Me queda mucho tiempo libre ahora.
Extraño mis plantas, mis dos árboles, mis 3 perros, mi gata. Extraño mi casa que debe estar sucia, la limpiamos antes de venir pero el polvo se da sus mañas para meterse por todos lados.
Me gusta ver las plantas crecer, me gusta cuidar de ellas. Aquí no tengo la oportunidad de hacerlo. Mi hijo tiene algunas plantas que me ha encargado regar, pero no he podido sembrar, ni cambiar de maceta, ni cambiarles la tierra, ni fertilizarlas como acostumbro hacer en casa, porque cada quien cuida de sus plantas como sabe y como ellas están acostumbradas, jejeje.
Ellos han podido disfrutar de un poco de descanso, de su hijo pequeño y de ellos mismos. Y nosotros hemos disfrutado viéndolos disfrutar jejeje.
Han sido días muy bonitos los que hemos pasado por acá. Con vacaciones, con días de alberca, con visitas a algunos lugares como Montmartre, caminatas en los parques y bosques urbanos, pero sobre todo, de mi nietecito que es todo un showman: canta, baila, juega, da maromas, va al babygym y lo hace muy bien. Nos está enseñando a contar en francés y las letras. A sus 3 años 4 meses me deja con la boca abierta porque es un estuche de monerías. Tal vez todos los niños a ésa edad son iguales. Pero yo no recuerdo a uno como él.
La lluvia amenazó con caer desde hace una hora, pero aún no cumple jejeje. Voy a aprovechar a ver si hago un poco de ejercicio.