SERVIR, Servir y servir a los demás

¿Alguna vez te has sentido como que ya te han servido lo suficiente? ¡Yo no! Durante años, yo me sentía deprimida en mi cumpleaños y en el Día de las Madres, porque éstos eran los días que yo suponía que tenía que ser atendida por los demás y sin embargo yo era la que acababa lavando los platos o haciendo alguna otra tarea que servía a los demás. Aunque mi familia me tratara dulcemente para hacer esos días especiales, no sentía que ellos me atendían lo suficiente.

En un año, yo empecé una nueva tradición para celebrar lo especial en mí como una persona y como una madre. Decidí que en cualquier día cuando el enfoque está en mí -- o debe estar en mí - lo vivo realmente como cualquier otro día. Dios me bendijo con vida y talentos para servir a los demás, y si quizás recibí el trato especial de los demás, es un extra. No es nada más que un regalo adicional de Dios, que viene a mí por medio de quien Dios escogió en ese momento, como cualquier otro día del año.

¿Y sabes qué? ¡Esto hace que todos los días valgan la pena celebrarlos!

Cuando los demás nos hacen sentir especial, ¡Ho!, que tan pronto se desaparece ese sentimiento, ¿verdad? 

Somos verdaderamente más felices cuando utilizamos nuestros regalos y tiempo en maneras que hacen una diferencia en las vidas de los demás. Eso es porque somos hechos especiales por nuestra combinación única de regalos, talentos y rasgos de personalidad. Es algo tan especial que no los tiene igual nadie más.
Nadie hará o tendrá jamás lo que te hace a ti ser quien eres. Sin embargo, la única manera de experimentar esto tan especial es utilizar tu singularidad de la manera que Dios te diseñó para utilizarla -- y eso significa en servicio a los demás,-- lo cual glorifica a Dios y ayuda a su reino.

De otra manera, somos como un niño que obtiene una enorme canasta de chocolates para la Pascua y él trata de disfrutar de todo esto tan delicioso en un día, sin compartirlo. Pronto, él se enferma. ¿Dónde está la diversión en eso?
Es por esto que Jesús nos dice en el pasaje del Evangelio de hoy que la persona más grande es la que sirve a todos los demás.

Servir a los demás no nos hace vernos mejor en los ojos de Dios - de ahí NO es de donde proviene nuestra grandeza. Para Dios, nosotros ya somos grandes, simplemente porque él nos hizo a cada uno tan únicos, tan especiales. Nuestra grandeza -nuestra bondad innata puesta a buen uso- sucede cuando hacemos una buena diferencia en el mundo.

Nosotros sólo podemos hacer una diferencia, utilizando nuestros talentos para servir a los demás. ¿Si llegaras a morirte esta noche, qué dirían las personas acerca de ti en tu funeral? Entre más actos de buena caridad hayas hecho para los demás, mas serás exaltado en tu despedida de este mundo -- y en el reino de los cielos.

Reflexión de la Buena Nueva
Miércoles de la Segunda Semana de Cuaresma
27 de febrero, 2013


Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html
© 2013 por Terry A. Modica
 




Las Bendiciones


"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).

Bendíganse en todo momento, al despedirse, al acostarse, al saludarse...

Vale la pena recuperar la bendición en la familia. "Que Dios te bendiga, hija. Que Dios te bendiga, hijo", Que Dios te bendiga mi nieta querida, Que Dios te  bendiga Yerno, y mi Esposo adorado, que Dios te bendiga.     Juntos, como familia,   celebrar los dones que Dios nos da cada día. Bendecir los alimentos, bendecir la casa, bendecir el trabajo, es rogar juntos para que, todo lo bueno que Él nos da, nos fortalezca y nos haga vivir como hijos e hijas suyos.
 

"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).

"Dijo el Señor a Abram: Yo haré de ti una nación grande y te bendeciré. A Saray, tu mujer, yo la bendeciré y de ella suscitaré naciones" (Cfr. Gén 12,1-2; 17,15-16)

 
Lecturas del Día:

 
Jeremías 18:18-20
Salmo 31:5-6, 14-16
Mateo 20:17-28





Los padres sacerdotes y maestros...


 
  
Los padres, sacerdotes y maestros... ¡Han recibido esa posición de Dios para que puedan hacer una diferencia por su reino! 

El pasaje del Evangelio de hoy es mal interpretado muy fácilmente por los que lo toman literalmente. Es un ejemplo de por qué es importante ver más allá de nuestro entendimiento en las palabras de la escritura, hacia dentro del corazón de Jesús. Jesús no está diciendo que está mal llamar a tu papá o a un sacerdote "padre", ni está diciendo que es un pecado ser catalogado como un maestro. Observa más amplias las cosas: Los padres, sacerdotes y maestros son gentes que deben ser señales o reflejo del Padre Verdadero, como es Jesús el Verdadero Maestro.

El punto clave de la lección que Cristo nos da hoy, es la humildad. No debemos utilizar nuestros títulos, nuestra licenciatura, nuestra posición social ni religiosa, ni ninguna posición de autoridad para ganar favores ni para controlar a los demás. Nosotros no debemos de ser amos y señores de las personas que nos sirven, porque sólo Jesús es Señor. Sino, que debemos de servir a los que nos sirven, como lo hizo Jesús (y lo sigue haciendo). Es por esto que el Papa es "el sirviente de los sirvientes de Dios". Esa es la definición de un líder verdadero.

Jesús enfatizó esto cuando él lavó los pies de sus discípulos.
Como un líder -- un padre, un director comercial, un sacerdote, la cabeza de un ministerio, un entrenador de deportes, un maestro, o cualquier papel de autoridad -- tú recibiste esa posición de Dios para que puedas hacer una diferencia por su reino. ¿Escuchaste eso? ¡Tú recibiste esa posición de Dios para que puedas hacer una diferencia por su reino! ¡Wow!

Tú eres un representante de Jesús mismo, aun cuando no tengas la oportunidad de compartir tus creencias religiosas, verbalmente.

En La Imitación de Cristo, nos preocupamos tanto por los que están bajo nuestra autoridad que estamos dispuestos a hacer sacrificios por ellos. Siguiendo a Jesús, tomamos cualquier paso que sea necesario para amar a los que nos siguen, incluso, si significa asumir la culpa por ellos, caminar con ellos en las dificultades, ser clavados por su mal entendimiento de nosotros, y sacrificar lo que valoramos más. ¡Y a veces lo que valoramos más es nuestro sentimiento de superioridad!
En las situaciones donde nosotros no somos el líder, nosotros debemos de servir a los que tienen la autoridad como si ellos fueran el mismo Jesús. Nosotros le damos amor a Jesús al ser amables con ellos y obedecerles. (A menos que contribuya al pecado).

Esto es la igualdad de la humildad. Sólo nuestro Creador es el Verdadero Padre, pero debemos tratar a sus representantes en este mundo de la misma manera que lo debemos tratar a Él. Sólo Jesús es nuestro Verdadero Maestro, pero debemos responder a sus representantes en este mundo de la misma manera que debemos responder a él. Y donde sea y como sea que nosotros seamos sus representantes, debemos de servir a los demás de la manera que él nos sirve a nosotros.

Para aumentar tu fe, rinde tu deseo de querer sentirte superior y de asumir que eres inferior. El único superior es Dios, y El NO te aplasta en inferioridad. Él te levanta hasta el nivel más alto de preciosidad y especialidad.   

Reflexión de Las Buenas Nuevas
Martes de la Segunda Semana de Cuaresma
26 de febrero, 2013
Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html
© 2013 por Terry A. Modica

Las Bendiciones


"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).

Bendíganse en todo momento, al despedirse, al acostarse, al saludarse...

Vale la pena recuperar la bendición en la familia. "Que Dios te bendiga, hija. Que Dios te bendiga, hijo", Que Dios te bendiga mi nieta querida, Que Dios te  bendiga Yerno, y mi Esposo adorado, que Dios te bendiga.     Juntos, como familia, celebrar los dones que Dios nos da cada día. Bendecir los alimentos, bendecir la casa, bendecir el trabajo, es rogar juntos para que, todo lo bueno que Él nos da, nos fortalezca y nos haga vivir como hijos e hijas suyos.
 

"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).

"Dijo el Señor a Abram: Yo haré de ti una nación grande y te bendeciré. A Saray, tu mujer, yo la bendeciré y de ella suscitaré naciones" (Cfr. Gén 12,1-2; 17,15-16)
Lecturas del Día:

Isaías 1:10, 16-20
Salmo 50:8-9, 16-17, 21, 23
Mateo 23:1-12

Que tanto te quieres?






Se misericordioso, no juzgues, no condenes, perdona libremente y se generoso, dice Jesús en el pasaje del  Evangelio de hoy.  Esto es lo que significa amar incondicionalmente. 

Inclinamos la cabeza en aprobación, pero fruncimos la frente porque a menudo fallamos. ¿Sabes por qué nosotros fallamos? Es porque no nos tratamos de la manera que sabemos que debemos tratar a los demás.  
¿Cuán misericordioso eres tú contigo mismo? ¿Cuándo cometes un error o cuando descubres que estás equivocado  o cuando te das cuenta de que has pecado; cómo lo manejas? ¿Después de que has hecho las paces, te sigues condenando con impaciencia, crueldad y aborreciéndote?

¿Qué tan rápido te perdonas? 

Nosotros no podemos dar a los demás más misericordia y compasión de la que nos damos a nosotros mismos.
Cuándo nosotros carecemos de misericordia, nosotros criticamos. ¿Qué tan crítico eres tú de tu propia vida? ¿Cuándo las oraciones de los demás son contestadas, te juzgas a ti mismo como imposible de recibir un regalo semejante de Dios? ¿Cuándo te piden hacer un servicio para tu parroquia o comunidad, te juzgas a ti mismo de no estar capacitado y de no tener talento, aunque el que te lo pide sabe que lo puedes hacer? 

Juzgamos a los demás con la misma dureza con la que nos juzgamos a nosotros mismos.
¿Qué clase de sentencia impones a ti mismo después de que has pasado el juicio? ¿Qué tan dura es tú  auto-condenación? ¿Todavía te sigues castigando por los pecados que ya has confesado en el Sacramento de Reconciliación?  La actitud correcta -la actitud llena de fe - es una de aprender del pasado en un espíritu de auto-animo compasivo.
¿Después de juzgar e imponer un castigo, que tan pronto te otorgas el perdón? Nosotros no podemos avanzar en relaciones renovadas con los demás si no podemos dejar nuestro propio pasado atrás para aceptar en quien nos hemos convertido.
¿Qué tan generoso eres contigo mismo? ¿Te tomas tiempo para descansar del duro trabajo? ¿Te cercioras de que tus necesidades sean cumplidas sin esperar que los demás te lean la mente? ¿Te aplaudes a ti mismo por el bien que haces? Esto no es orgullo mientras nos demos cuenta de que nuestra habilidad de hacer el bien, viene de Dios

Para crecer en fe, trátate a ti mismo con misericordia, juzgando tus pecados pero no tu calidad de persona. Perdónate para que puedas ser generoso en el amor. Ámate a ti mismo para que puedas llenarte de Dios, ya que él es amor. ¡Después piensa en como esto afecta tu fe!
Entre más nos otorguemos su amor a nosotros mismos, más se lo daremos a los demás y entonces regresara más a nosotros. Nosotros somos los que determinamos que tan grande es nuestra taza de medidas. La medida que damos a otros es la misma que nos damos a nosotros mismos. Esto no es egoísmo, a menos que nos quedemos con todo nosotros mismos.


 
Reflexión de las Buenas Nuevas
Lunes de la Segunda Semana de Cuaresma
25 de febrero, 2013

© 2013 por Terry A. Modica * Traducido por Adriana Banda y Pablo Correo   Para cumplir con los derechos del autor de las Reflexiones de las Buenas Nuevas    
Lecturas del Día: 
Daniel 9:4-10
Salmo 79:8-9, 11, 13
Lucas 6:36-38

'Oremos para que los Cardenales sean iluminados en la elección del nuevo papa'

 
La congregación católica del país debe mantenerse unida en oración en estos momentos de transición, donde la Iglesia deberá elegir a un nuevo Papa, tras la renuncia de Benedicto XVI al trono de San Pedro, que se hace efectiva a partir del próximo 28 de febrero.
'Pidamos a nuestro señor Jesucristo y por la intercesión de la Virgen María, para que ilumine a los Cardenales en la elección del nuevo Papa, en estos momentos la iglesia debe mantenerse unida'


Caminar en el amor incondicional de Dios

La puerta


La reina Esther confió totalmente en Dios (como vemos en la primera lectura de hoy). Ella supo que podría contar con su ayuda mientras hablaba bravamente con su marido, el Rey Asuero , que planeaba asesinar a los judíos que vivieron en su reino.
Atreviéndose a defender a su gente, ella puso en peligro su propia vida. Su fe en el amor de Dios le dio el valor para hacer una diferencia en la vida de los demás. Hasta este día, los judíos conmemoran su valentía en el Banquete de Purím.
El escritor de nuestro Salmo Responsorial también supo que él podría contar con la ayuda de Dios por la misma razón: Dios lo amo

¿Estamos así de confiados? ¿Tenemos prueba visible de su amor que el salmista no tuvo? - Jesús murió en la cruz por nosotros - entonces por qué a menudo actuamos como si no estuviéramos seguros que él sinceramente nos ama?

Jesús dice en el pasaje del evangelio de hoy que encontramos lo que buscamos. Si buscamos el amor de Dios, nosotros lo encontramos. Si buscamos la ayuda de Dios, nosotros la encontramos. Jesús demuestra confianza total en el amor de Dios hacia ti cuando él dice: ¡"Toca, y la puerta se te abrirá"!

El problema es, que nosotros nos paramos al pie de la puerta, tocamos... y tocamos... y tocamos. ¡Jesús nos llama, "Entra! ¡"No está cerrado"! pero nosotros no le creemos. Algo de modo infantil inmaduro en nosotros tiene la convicción de que nosotros no lo merecemos.
Fuimos criados en un sistema de recompensas y castigos - en casa, en la escuela, e incluso en la Iglesia de la era pos-Trento, pre-Vaticano II cuando las personas temieron ir al infierno si ellos bebían un poco de caldo de pollo el día viernes. 
Aunque nuestros padres nos dijeran, "yo te castigo porque te quiero," el niño en nosotros igualó el amor con la recompensa y el castigo con el retener del amor.

¡Sin embargo, Jesús nos ama tanto que él tomó el castigo que merecemos! Dios no está en el otro lado de la puerta bloqueándola hasta que empecemos a comportarnos perfectamente.
Cuándo nosotros comprendemos lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz, nosotros nos damos cuenta de que la puerta ya está abierta. Damos un paso sobre el umbral y vivimos con Dios en fe madura. Sólo entonces somos capaces de hacer lo que Jesús nos dice hacer al final de esta escritura.

Siempre que pensemos que merecemos ser castigados, queremos castigar a los demás. Cuándo nosotros sabemos que somos amados no importa lo imperfecto y pecadores que somos, es más fácil amar a los demás no importa lo imperfecto y pecadores que sean. Tratemos a los demás de la manera que nosotros queremos ser tratados, porque la pregunta de quien merece que, ya no importa

Reflexión de la Buena Nueva
Jueves de la primera semana de Cuaresma
21 de febrero 2013

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Módica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2012. Para obtener permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor
© 2012 por Terry A. Módica
  dios te ama
  
'Oremos para que los Cardenales sean iluminados en la elección del nuevo papa'
Papa Benedicto 
La congregación católica del país debe mantenerse unida en oración en estos momentos de transición, donde la Iglesia deberá elegir a un nuevo Papa, tras la renuncia de Benedicto XVI al trono de San Pedro, que se hace efectiva a partir del próximo 28 de febrero.
'Pidamos a nuestro señor Jesucristo y por la intercesión de la Virgen María, para que ilumine a los Cardenales en la elección del nuevo Papa, en estos momentos la iglesia debe mantenerse unida'
Lecturas del día:
Ester C: 12, 14-16, 23-25
Salmo 138:1-3, 7-8
Mateo 7:7-12
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Nuestro amor por los demás es nuestro amor por Dios

Nuestro amor por los demás es nuestro amor

La primera lectura de hoy se expande sobre una porción de los Diez Mandamientos - los mandamientos acerca de amar a los demás, NO de amar a Dios. Si nosotros NO amamos a los demás, nosotros NO amamos a Dios

¿Por qué? Porque EL ama a todos, aún al peor de los peores. Si nosotros verdaderamente lo amamos, nos preocupamos por los que EL ama: todos, aun los que rechazan la verdad acerca de EL, aun los que nos rechazan y nos causan sufrimiento.
Jesús nos dice en el pasaje del Evangelio de hoy que lo que nosotros le hacemos a los demás se lo hacemos a EL realmente. ¿Por qué? Porque Jesús se unió a cada pecador - aún los pecadores más terribles - cuando EL vino a la tierra como uno de nosotros y después se ofreció a sí mismo como un sacrificio en la cruz para nuestros pecados. 

El peor de las peores personas en nuestras vidas es el "más pequeño de estos" a quien debemos tratar de la manera que nos gustaría tratar a Jesús, incluso si ellos no reconocen lo que Jesús hizo por ellos.
Nuestro amor por los demás es nuestro amor por Dios.
Cuándo mentimos o hablamos falsamente, estamos mintiéndole a Cristo colgado en la cruz.
Cuándo rompemos una promesa a un niño, profanamos el nombre de Dios, por ser EL quien guarda las Promesas.
Cuándo maldecimos a alguien que no nos puede escuchar o cuando hablamos mal de los demás detrás de sus espaldas, Dios nos escucha y lo toma personalmente.
Cuándo hacemos que tropiece el ciego (por ejemplo, causando que un pecador peque más), Dios ve y nos hace responsables.
Cuándo nosotros juzgamos a los demás injustamente como si supiéramos todo acerca de sus corazones y motivos, nosotros juzgamos a Dios, quien es el Juez. 

Cuándo difamamos y nos quejamos de nuestros parientes o ex-esposos, difamamos a Dios.
Si ignoramos a nuestro vecino que está sufriendo cuando podemos ayudarle, nosotros le damos la  espalda al Señor que sufrió tremendamente.
Cuándo reconocemos que alguien está pecando, es correcto tratar de reprocharlo, pero si demostramos nuestro odio por él, vengándonos o teniéndole envidia, entonces estamos odiando a Dios, que es el dador de Misericordia.
Cuándo nosotros escogemos no hacer el bien a los demás, nosotros nos negamos a hacer el bien a Jesús y así nosotros llegamos a ser las "cabras" execrables que están separadas de él.

Amar significa HACER algo bueno para los demás y así también para Jesús. La "oveja" en la historia hizo buenas obras - acciones cariñosas- aún a los que menos se lo merecieron. La razón por la qué HACER es tan importante es porque convierte nuestros sentimientos. Es difícil guardar rencor al hacer un acto de bondad.

Reflexión de Las Buenas Nuevas
Lunes de la Primera Semana de Cuaresma
18 de febrero, 2013
  
© 2013 por Terry A. Modica * Traducido por Adriana Banda y Pablo Correo   Para cumplir con los derechos del autor de las Reflexiones de las Buenas Nuevas  
Nuestro amor por los demás
Lecturas del Día:
Levíticos 19:1-2, 11-18
Salmo 19:8-10, 15
Mateo 25:31-46


'Oremos para que los Cardenales sean iluminados en la elección del nuevo papa'

 
La congregación católica del país debe mantenerse unida en oración en estos momentos de transición, donde la Iglesia deberá elegir a un nuevo Papa, tras la renuncia de Benedicto XVI al trono de San Pedro, que se hace efectiva a partir del próximo 28 de febrero.

'Pidamos a nuestro señor Jesucristo y por la intercesión de la Virgen María, para que ilumine a los Cardenales en la elección del nuevo Papa, en estos momentos la iglesia debe mantenerse unida'
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¿Qué clase de ayuno desea Dios?

¿Cuál es tu ayuno?  

En el pasaje del Evangelio de hoy, Jesús parece contradecir la enseñanza de la Iglesia acerca del ayuno para la Cuaresma. Puesto que el "esposo" está con nosotros todos los días en la Eucaristía y en muchas otras maneras. La implicación es que nosotros no deberíamos ayunar.

Para comprender lo que Jesús está diciendo realmente, date cuenta de cómo Dios describe el ayuno en la primera lectura.

Hay dos razones para ayunar: Una es de renunciar a algo que valoramos, como una penitencia para nuestros pecados, y la otra es de proporcionar a los demás algo que ellos valoran, como un acto de amor por nuestra santidad.

El ayuno como una penitencia para nuestros pecados es beneficioso. Sin embargo, hacer obras de caridad para los demás logra mucho más que lo que obtenemos absteniéndonos de la carne buena, los dulces sabrosos, o de buena diversión. Nuestros sacrificios para la Cuaresma deben beneficiar a los demás, no nada más a nosotros mismos.

Caminar con Jesús significa que ayunamos de la manera que él ayunó. ¿A que renunció Jesús para la Cuaresma? ¡Su vida!

Su viaje Cuaresmal empezó cuando él entró al desierto y resistió las tentaciones de Satanás. Después, él renuncio a su estilo de vida de antes por una nueva vida de servicio. El renuncio a la comodidad y la familiaridad de permanecer en su propia casa. El renuncio a una buena reputación cuando las persecuciones empezaron. El renuncio a su tiempo para dar de comer a los que tenían hambre de sus enseñanzas. El renuncio a su propia voluntad cuando el Padre le pidió que hiciera lo que él no quería hacer.

¿Pero qué tal la necesidad de mejorar nuestra autodisciplina y vencer el egoísmo practicando la abnegación? ¿No es esto por lo que la Iglesia nos pide ayunar durante la Cuaresma? ¡Sí, y esto es muy importante! Esto es nuestra propia experiencia del desierto. Jesús se abstuvo del alimento y de otras comodidades físicas durante sus tentaciones en el desierto.

Cuándo nosotros queremos vencer las tentaciones, nosotros debemos definitivamente ayunar para mejorar nuestra autodisciplina, pero esto es sólo el comienzo. Somos llamados a llevar nuestra santidad al mundo. Somos llamados a ayudar a los demás.   

¿Cuál es el objetivo específico, la razón central para cualquiera de nuestros pecados? La falta de amar. Si supiéramos cómo nuestros pecados lastiman a los demás - si pudiéramos imaginar realmente todos los efectos dañinos - nosotros nos sentiríamos horrorizados de cometer el pecado. El problema es, que no tomamos el tiempo para examinar lo perjudicial que son nuestros pecados hasta que el acto ya está hecho y reaccionamos a sus consecuencias.
La clase de ayuno que Dios desea de nosotros es proactivo, no reactivo. 

 Hacer el bien a los demás es una disciplina espiritual que nos purifica, aumenta el flujo del amor, y vence nuestro egoísmo sin que nadie sea lastimado. Reflexión de Las Buenas Nuevas
Viernes después del Miércoles de Ceniza
15 de febrero, 2013

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2012. Para obtener permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor
© 2012 por Terry A. Modica






Las Bendiciones

Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).
Bendíganse en todo momento,
al despedirse, al acostarse, al saludarse...
Vale la pena recuperar la bendición en la familia. "Que Dios te bendiga, hija. Que Dios te bendiga, hijo", Que Dios te bendiga mi nieta querida, Que Dios te bendiga Yerno, y mi Esposo adorado, que Dios te bendiga.

Juntos, como familia, celebrar los dones que Dios nos da cada día. Bendecir los alimentos, bendecir la casa, bendecir el trabajo, es rogar juntos para que, todo lo bueno que Él nos da, nos fortalezca y nos haga vivir como hijos e hijas suyos.

"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).
"Dijo el Señor a Abram: Yo haré de ti una nación grande y te bendeciré. A Saray, tu mujer, yo la bendeciré y de ella suscitaré naciones" (Cfr. Gén 12,1-2; 17,15-16)

Lecturas del Día:
Isaías 58:1-9
Salmo 51:3-6, 18-19
Mateo 9:14-15


Abrazando la cruz de la abnegación

Jesus abraza la cruz
 
Abraza tu cruz y sígueme   
Caminar cerca de Jesús no es fácil. ¡De hecho, es la manera más desafiante de vivir! Jesús describe cómo seguirlo en el pasaje del Evangelio de hoy. Él dice que tenemos que NEGARNOS a nosotros mismos. ¡Ah, eso no es divertido! 

A nadie le gusta abrazar sus cruces (ni siquiera a Jesús). Queremos deshacernos de ellas, pero la única manera de experimentar la emoción de la victoria de la resurrección es atravesando la cruz. Esto significa aceptar nuestras cruces en vez de buscar una vida más fácil y cómoda.

¿Puedes abrazar las dificultades en tú vida como lo harías con un amigo? Verdaderamente, eso es lo que son las dificultades: son buenos amigos si permitimos que ellos nos acerquen más a Dios, si permitimos que nos instruyan en una santidad más grande, si permitimos que hagan crecer nuestra capacidad de amar y perdonar a los que hacen nuestro viaje desagradable. Esto es lo que significa negarnos a nosotros mismos.

No significa ignorar nuestras propias necesidades personales. Ni significa tratarnos mal. No significa que nos convirtamos en nuestro peor enemigo.

Negarnos a nosotros mismos significa que nosotros "perdemos nuestras vidas", como lo puso Jesús, en las cruces que abrazamos, en lugar de luchar para proteger las vidas que preferiríamos tener. ¿No deseamos que todo salga a nuestra manera? ¿Y cuando las cosas no salen a nuestra manera, apoco no queremos halagar y manipular y orar e implorar para proteger la ilusión de cómo nuestras vidas deben ser (es una ilusión porque es nuestra idea, pero no es la realidad), ¿verdad?

Podemos, si trabajamos en ello lo suficiente, hacer nuestras vidas en lo que pensamos que es mejor para nosotros. ¿Pero cual es el costo de eso? Jesús dice que nos destruye. Perdemos el contacto con Dios. Perdemos las relaciones humanas. Nos perdemos a nosotros mismos en el proceso de conseguir lo que deseamos.
En la primera lectura de hoy, Moisés nos invita a escoger entre las maneras de Dios y nuestras propias maneras. Él nos señala las ventajas y las desventajas de nuestras decisiones.
Por supuesto que queremos hacer las cosas a la manera de Dios. ¡Pero abrazar nuestras cruces y negándonos a nosotros mismos es doloroso, ay tan doloroso!
Hay sólo una manera de hacerlo: Nosotros también debemos abrazar a Jesús (y así permitir que él nos abrace) mientras lloramos caminando hacia la Cruz.

Como leemos en el Salmo Responsorial de hoy, dichosos todos los que temen al Señor. La alegría que está disponible en el sufrimiento viene de confiar en Dios para un futuro bueno, y de estar arraigados en el Espíritu Santo que nos afirma, y de darnos cuenta de que el Señor transformará cada maldición en una bendición.  


Reflexión de la Buena Nueva
Jueves después de Ceniza
14 de febrero 2013

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Módica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2012. Para obtener permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor
© 2012 por Terry A. Módica
  sigue con tu cruz
Bendicion
LAS BENDICIONES
"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).
Bendíganse en todo momento,
al despedirse, al acostarse, al saludarse...
Vale la pena recuperar la bendición en la familia. "Que Dios te bendiga, hija. Que Dios te bendiga, hijo", Que Dios te bendiga mi nieta querida, Que Dios te  bendiga Yerno, y mi Esposo adorado, que Dios te bendiga. 

 
Juntos, como familia, celebrar los dones que Dios nos da cada día. Bendecir los alimentos, bendecir la casa, bendecir el trabajo, es rogar juntos para que, todo lo bueno que Él nos da, nos fortalezca y nos haga vivir como hijos e hijas suyos.

"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).
"Dijo el Señor a Abram: Yo haré de ti una nación grande y te bendeciré. A Saray, tu mujer, yo la bendeciré y de ella suscitaré naciones" (Cfr. Gén 12,1-2; 17,15-16

Lecturas del día: 
Deuteronomio 30:15-20
Salmo 1:1-4, 6
Lucas 9,22-25
  
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